Froylán M. López Narváez / Traidores

AutorFroylán M. López Narváez

Con desconcierto amedrentado la gente atenta a los asuntos públicos, pero también la desatenta, que supo de la nueva insólita -el retiro, que no el despido, ni la pérdida de grados de 284 mandos de la Policía Federal, la Policía Federal Preventiva y la Agencia Federal de Investigaciones- quedó otra vez el ciudadano sin saber causas mayores, precisas, de la separación de poderosos en investigaciones y persecuciones de malvados, nocivos por acusaciones malignas en el orden (es un decir) nacional.

El desconcierto se intensifica cuando el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, firmemente sostuvo: "Yo insisto en que todos son honrados". Entre las definiciones o convenciones de honradez se entiende que alguien lo es, lo acostumbra, tiene hábito, prefiere, necesita ser, escrupuloso en su trabajo, en los deberes profesionales. También se aplica a personas de las que se supone o entiende indecisión, impotencia o incapacidad para cometer fraudes, estafas o robos.

Si se toma la palabra al secretario, cuando acuda, si se hace caso a la demanda del diputado sobreviviente del priato César Duarte, ante los diputados de la Federación, deberá explicar por qué removió a gente honrada, es decir escrupulosa, en sus quehaceres. La razón esgrimida contraría la honradez reconocida: no cumplieron con los niveles -porque hay niveles, hay niveles- de preparación ni confiabilidad. La contradicción es hasta ríspida.

Se ha dicho que lo que ocurrió es que abundaba la impericia y la ignorancia, la incapacidad para cumplir sus tareas. No tenían experiencia o formación suficientes. De aquí que en lugar de correrlos, sin más, les van a preparar con instrucción internacional, ocurrirá, "debo decirlo", dijo García Luna, a revisar con rigurosas evaluaciones de confianza. No se entiende del todo bien si a los desplazados o al plan integral.

Por supuesto, "hechos la mocha" que se decía antes, por apresurarse, han ubicado a 300 nuevos encargados de suplir. Se trata de empleados policiacos que han sido sujetos a exámenes psicológicos, médicos, de entorno social (¡a ver su entorno, su entorno!), patrimonial, del polígrafo y doble (sí dos) antidoping.

De seguro, en algún tiempo, alguna vez o muchas, los desplazados han de haber sido presentados como idóneos, como competentes. Quizás tenían en su historial acciones importantes o destacadas. O eran recomendados o cómplices de la "superioridad". Lo común es que la creencia, sin poder probarlo, la opinión inmediata e...

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