¡Inicia el viaje!
| Autor | Rosa Linda González |
Enviada
MERYVILLE, California.- Con la idea de que la gente mayor tiene grandes historias qué contar, los creativos de Disney-Pixar se lanzan a la aventura con un héroe poco imaginable: un hombre de 78 años que, obcecado, vuela junto con su casa atada a miles de globos hacia un lugar lejano en busca de los sueños frustrados de su juventud.
Su loca travesía lleva a Carl Fredricksen hacia Paradise Falls, un lugar perdido en América del Sur, pero en el viaje va Russell, su némesis, un niño explorador de 8 años que vivirá junto con él las experiencias más extremas y redescubrirán el sentido del afecto y las relaciones humanas.
Se trata de Up, una Aventura de Altura que llega hoy a las pantallas de cine y en 3D para mostrarnos al singular personaje ya viejo, amargado y solitario que se niega a aceptar los cambios.
"Para mí, lo que hace a una película digna de verse es cuando llegas a casa y sigues pensando en ella, de ahí la importancia de la carga emocional", dice Pete Docter, director de la cinta, a quien le tomó cinco años concluirla.
Este veterano de Pixar, quien debutó como director con Monster's Inc., dice que al igual que con su primera cinta, en la que abordaba los temores de la infancia hacia los monstruos debajo de la cama, la idea para desarrollar la historia de Carl y Russell vino de sus propias vivencias, un día que estaba cansado y pensó en lo agradable que sería desaparecer e irse a una isla lejana.
Y así, junto con Bob Peterson, el codirector, arrancaron el proyecto en el que se perfiló a Carl como un héroe poco imaginable.
"Creo que hay una gran relación entre los niños y sus abuelos y eso hace que los chicos se identifiquen", dice el cineasta.
Peterson coincide con este punto y asegura que para él, las vivencias con su abuelo fueron geniales, de ahí que les parezca normal contar una historia en la que un niño y un anciano se relacionan como familia.
Pero la aventura no es sólo para el público, el staff de Disney-Pixar también vivió la suya desde el momento de la preproducción, cuando viajaron a las selvas sudamericanas en busca de locaciones.
Fue en la intersección de Venezuela, Brasil y Guyana que encontraron el "mundo perdido" ideal para su historia.
Con estas imágenes reales nutrieron su imaginación y, de vuelta en el estudio de Pixar, se dedicaron al laborioso proceso de volver creíble una historia fantástica, apoyados por la animación digital.
El resultado es una película que rinde tributo a la herencia de Disney, con su...
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