¡Hachazos! / Presta para andar igual

AutorSan Cadilla

Aquel sobado dicho de que "en el mar la vida es más sabrosa" vaya que se aplica a la perfección en lugares como San Vicente, en donde nuestros nunca bien ponderados -según ellos-, pero siempre bien pagados seleccionados nacionales, consiguieron una fabulosa victoria de 1-0 contra el poderosísimo equipo de aquella islita.

Y precisamente de sabor y poder voy a hablar hoy, porque para no hacerles el cuento largo, algunos de nuestros ilustres tricolores comenzaron a asustarse cuando llegaron al vestidor del Arnos Vale Playing Field, estadio de cricket que tiene más grande su nombre que sus tribunas, y comenzó a llegarles un olor como a petate quemado.

Con eso de que en el Caribe es más común y hay más apertura para el consumo de la marihuana, regularmente acompañada de los acordes de algún cadencioso reggae de Bob Marley, hubo jugadores mexicanos que aseguraron que dicho aroma provenía del vestidor de los rivales.

No voy a decir quiénes, por qué luego asalta la duda ¿y cómo es que conocen tan bien dicho olor?

El temor de los nuestros se hizo mayor cuando vieron el ímpetu con el que "volaban" por las bandas los caribeños en los primeros minutos y la fuerza desmedida con la que ferozmente luchaban por cada balón.

No sé si se dieron cuenta, pero la preocupación se agravó cuando Israel López tuvo que salir en camilla apenas a los 15 minutos luego de una entrada que era de cárcel; dicen los tricolores que uno que otro defensa traía la mirada medio desorbitada.

Si hasta parecía que la pelota les quemaba... en cuanto les llegaba la pasaban a quien pudieran. Jesús Arellano nunca encaró, Cuauhtémoc Blanco con pasesitos a los lados, Rafael Márquez mandando puros centros muy largos, Jared Borgetti como que no llegaba a las divididas...

Por fortuna se encontraron con el gol, pero hasta parecían venaditos recién nacidos brinque y brinque contra los "Vincy Heat", como llaman los vicentinos a sus seleccionados.

Al final, los espectadores se introdujeron a la cancha, y frente a la casa que servía como vestidor al equipo mexicano se armó una megapanchanga donde abundaron los danzantes y los churros, y no precisamente esos que nos enjaretan con el pretexto del "nuevo cine mexicano".

Los tricolores se quedaron viendo entre extrañados, un poco divertidos y también temerosos frente a sus alocados, pero amigables admiradores que les pedían fotos y autógrafos de una manera no muy ortodoxa.

¡¡¡Oooraleee!!!

La deprimente A

La que de plano sigue dando la nota triste de...

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