¡Hachazos! / La guerra declarada

AutorSan Cadilla

Apenas ayer hacía la pregunta acerca de si la familia Leaño tendría la humildad para aceptar ante los árbitros el error de Antonio Leaño cuando bajó a la cancha.

Pos muy pronto respondió el dueño de los emplumados con la declaración de guerra más directa contra los hombres de negro.

Osea que decidió que la solución era meter la caballería pesada en lugar de retirarse de la zona de guerra.

Como les decía ayer, es un hecho que les están pasando factura por aquellos gritos y la demanda interpuesta contra el silbante Héctor Delgadillo.

Y no es que los árbitros estén inventando penales o expulsiones, pero simplemente con pitar las jugadas dudosas en contra de los universitarios es suficiente para cargarles la mano.

Ya verán cómo responden los del silbato a esta batalla.

¿Quieren que les cuente un cuento?

Les voy a contar una historia que pasó en un futbol muy, muuuuy lejano, hace muuucho tiempo.

Este era un señor que se dedicaba a ciertos negocios de hierbas clandestinas que estaban prohibidas por la ley, pero que en ese lugar los de la ley ayudaban para que ese negocio siguiera funcionando, aunque fuera medio escondidón el asunto.

A este señor le gustaba el futbol y se dio cuenta que para que su dinero fuera "limpio" una buena solución era comprar equipos de este deporte.

De esa manera se hizo de algunos clubes y dejaba que un joyero apareciera ante la luz pública.

Pero como su negocio a veces no dejaba dinero inmediato de repente se retrasaba en los pagos a los futbolistas.

A uno de ellos se le ocurrió que una buena forma de presión era decirle a los medios de comunicación que les debían un mes de sueldo, pero resulta que la decisión no fue buena.

Al día siguiente ese jugador fue invitado a abordar una camioneta para pasear por la ciudad -quizá no la conocía bien- y de manera amable le explicaron que eso no se hacía. Santo remedio, nadie volvió a utilizar esa medida de presión.

Este señor, que tenía su equipo, se daba sus vueltas al estadio para ver a su equipo, pero era tan humilde que prefería permanecer en el anonimato y...

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