¡Qué escándalo!

AutorLuis Homero Echeverría

Los goles son la carnita, los estadios son el pan, pero entre los ingredientes que hacen de los Mundiales un platillo exquisito la pimienta la ponen los escándalos.

Como todo buen espectáculo, las acciones puramente futbolísticas no sacían el hambre de todos los que esperan cuatro años para saborear una Copa del Mundo. No. Hacen falta los sucesos que cambian la dimensión de los partidos, que interfieren en el desarrollo "predecible" de la competencia y dan giros inesperados a los resultados sin que nadie pueda intervenir.

En estas páginas nos atrevimos a destacar siete de esas anécdotas de las decenas que le han dado a los Mundiales un saborcito picante.

¿Dónde está la Copa?

Inglaterra 66

Durante su exhibición en una sala para una exposición de sellos postales, la Copa Jules Rimet fue sustraída y se desató un escándalo por su desaparición.

Se ofreció rescate y hasta intervino la policía de Scotland Yard. Sin embargo, una semana después apareció el trofeo, gracias a un perro doméstico llamado Pickles, quien la encontró debajo de un árbol en un jardín.

El fantasma de Wembley

Inglaterra 66

Quizá el más polémico gol en la historia de los Mundiales, por tratarse de una Final, por ser favorable para los locales, porque a pesar de los años y el desarrollo de la tecnología aún no se determina si el balón cruzó o no la línea de meta.

El partido se encontraba 2-2 entre Inglaterra y Alemania Federal en la Final mundialista, de pronto un disparo del inglés Geoff Hurst hizo que el esférico se estrellara en el travesaño y picara en la línea de meta, poco adentro, poco afuera, aún no se sabe. El silbante suizo Gottfried Dienst consultó con su auxiliar de nacionalidad soviética y dio por bueno un gol que aún se le considera "El fantasma de Wembley".

Goliza, por favor

Argentina 78

En la segunda fase del Mundial, jugada bajo el sistema de grupos como la primera, Argentina tenía la obligación de vencer a Perú al menos por 5 tantos, luego de que Brasil derrotara a Polonia y tuviera casi en las manos el boleto a la Final de la justa.

El partido iba 2-0 en favor de Argentina al medio tiempo y pocos imaginaron que se lograría el objetivo, pero en el complemento el guardameta peruano (argentino de nacimiento) Ramón Quiroga comenzó a cometer errores infantiles que derivaron en cuatro tantos más de la albiceleste y con ello el pase a la Final ante Holanda. Dicen que la orden vino de las más altas autoridades argentinas.

¡Qué tango, Codesal!

Italia 90

Para los...

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