¡Es Puma! / La bola de líos

AutorGermán Dehesa

México está demostrando una vez más su capacidad para crear problemas y para, una vez creados, convertirlos en un problemón. Tenemos este talento natural. Un ejemplo cercano y maravilloso lo encontramos en el ámbito extra-futbolístico. Me refiero al asunto de la relación entre nuestro país y la hipersensible comunidad negra de Norteamérica. A falta de mejor cosa, el Presidente Fox sale y dice una idiotez mayúscula pero inocua (¡y cierta!). Estimulados por los medios, los negritos se ponen como locos y entonces Fox envía a su inefable "vocero" para que diga, sin ganarle la risa, que lo que ocurrió es que el Presidente fue malinterpretado. Los negritos se ponen peor. Un par de pastores vividores viene a México en busca de una aclaración que jamás reciben. Con tal motivo, se enojan más y regresan a sus lugares de origen francamente putrefactos. El tiempo, el benéfico tiempo, ejerce su balsámica acción curativa. A los negros se les va "pasando" el coraje. En ese momento, algún mexicano iluminado decide expedir una estampilla postal que reproduce el rostro de uno de los personajes más mamones e inverosímiles no de nuestra "cultura popular" que suele ser el ámbito bajo el que se cobijan cientos de comerciantes disfrazados de artistas mediocres; estos comerciantes no crean cultura popular, lo suyo es la subcultura de la vulgaridad y la estupidez. A este ámbito pertenece "Memín Pinguín".

El sello postal ve la luz y el pancho se vuelve a armar, pero ahora más virulento. Hasta Washington interviene y nos tilda de racistas y de políticamente incorrectos. De más estaría enumerar la cantidad de monstruosidades que la cultura norteamericana le ha infligido a los negros. El caso es que una idiotez si acaso reprobable por su mal gusto se convierte en un asunto de Estado y ya convertida en esto, se atora. Todos pierden, salvo los herederos de los derechos de ese monigote que ya habíamos logrado olvidar. La bronca va para largo.

Este caso que muy gruesamente acabamos de resumir ilustra nuestra notable capacidad de encamotamiento. De modo similar estamos procediendo con el asunto de los dos jugadores que fueron separados de nuestra selección de futbol al comprobarse su consumo de una sustancia prohibida. Se trataba simple y llanamente de uno de tantos esteroides anabólicos que favorecen la creación de masa muscular y las consecuentes energía y fortaleza que esto produce, aunque en demérito a largo plazo de la salud del que lo consume. El asunto tendría que...

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