Reportaje/ ¡Enchilados!

AutorJorge Jair Meléndez

El escándalo reventó el 26 de agosto. El mundo volteó hacia Chile para ver que su Liga de futbol, con equipos de tradición mundial como el Colo Colo, La Universidad de Chile, la U. Católica o el Santiago Wanderers, estaba en huelga.

Pero hacia adentro todos sabían que la bomba estallaría en cualquier momento.

A la altura de la fecha 4 del Clausura 2002, el Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup), apoyado por el Colegio de Entrenadores, decidió hacer un paro indefinido. Ante la sorpresa de la Asociación Nacional de Futbol Profesional (ANFP), presidida por Reinaldo Sánchez, jugadores y entrenadores decidieron dejar de presentarse a los entrenamientos, congelando la Liga.

Según la dirigencia del futbol de aquel país, el paro fue unilateral y durante 10 días no existió una demanda concreta de los huelguistas que le diera razón de ser al movimiento, que para entonces había cobrado ya como primera víctima a la fecha 5 del Torneo de Clausura, que debía jugarse el 31 de agosto y el 1 de septiembre y no pudo realizarse.

Las demandas

Saltaron entonces los comunicados con las peticiones de los huelguistas.

  1. Se demandó el pago de salarios atrasados no cubiertos por los clubes a todos los jugadores de los 16 equipos de Primera División y los 16 de la división de ascenso, así como un compromiso de pago oportuno de los sueldos de jugadores y cuerpos técnicos.

  2. Se pidió mejorar las condiciones laborales de los jugadores, en concreto, lo referente a los premios de los jugadores que participaron en la eliminatoria mundialista, además de incluir ajustes en el sistema de seguridad social y la garantía de que no se tomarían represalias contra los paristas.

  3. Se pidió que se aboliera el plan aprobado por la ANFP en el inicio del presente torneo que pretende eliminar el descenso durante dos años, en los cuales sí se permitiría el ascenso de dos equipos por año, esto para lograr que en el año 2005 la Liga tuviera 20 equipos descartándose el ascenso en el futuro. El sindicato ve esta medida, llamada "descenso programado", como una amenaza que provocaría desempleo entre los agremiados, además de que daría lugar a los abusos, como rebajas en los sueldos por parte de los dirigentes.

    El conflicto

    En un país azotado durante años por una dictadura militar, con un pueblo que supo hacerle frente y derrotarla, no resultó extraño que un sindicato como el Sifup haya tenido las agallas de tomar acciones de este tipo para defender lo que ellos creen justo.

    Los hombres...

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