¡Pequeño Diablillo!

AutorJorge Jair Meléndez

La temporada pintaba gris. No había estrellas.

El archirrival era el campeón y ya les había dado un golpe en la Community Shield.

Pero el Manchester United no podía renunciar a ser lo que ha sido en los últimos diez años. Y el golpe de efecto llegó con la temporada iniciada. Alex Ferguson volvió a sonreir, esta vez al lado de un muchachito de 18 años que se tomaba la foto mostrando la playera número 8. Su nombre: Wayne Rooney.

Estrella de la Selección de Inglaterra en la Euro 2004, el nuevo joven maravilla parecía destinado a permanecer en el Everton, pero 49 millones de dólares convencieron al equipo londinense de permitir que su niño de oro se mudara al norte y se uniera a uno de los gigantes que desde el verano suspiraron con obtener su firma en un contrato.

Casi un mes, la gente de Manchester se frotó las manos esperando el debut del jugador que prometía devolver la alegría a Old Trafford.

La espera valió la pena.

Y Alex Ferguson no pudo esperar a un duelo de Liga Premier para llevar su nueva contratación a la cancha del Teatro de los Sueños, no. La fecha marcada era la noche del 28 de septiembre.

Al terminar el partido Manchester United-Fenerbahce (6-2) de la segunda jornada de la Champions League 2004-05, los aficionados esbozaban una gran sonrisa y sostenían que el de Rooney era el debut más grandioso de un jugador del ManU, y tal vez la historia pueda ofrecer poca resistencia a semejante argumento.

Tres meses fuera por una lesión en la Euro 2004 hacían dudar a los escépticos sobre la calidad del debut de Rooney con la playera del Manchester...

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