Al Tiro/ ¡Al bote!

AutorPaco Navarrete

Los gringos son grandes aficionados a las historias con procesos legales. Jueces, abogados, alegatos, objeciones y jurados enternecidos hasta las lágrimas atiborran libros, películas y series de TV, siempre con una peculiaridad: imperan La Ley y El Orden, así, grandotas. Aunque la corrupción y la brutalidad abunden en la Policía de allá, casi como en cualquier país bananero.

Y en el "casi" está la diferencia. Acá es imposible hacer series desde el punto de vista de la Polecía. Nadie les creería.

Si sucede una desgracia, lo primero en que se piensa es en evitar a la Ley como a la peste. Sólo cuando no hay remedio, con muertito de por medio, se resigna uno a su presencia.

A lo más que podemos aspirar es a ver a los ex Procuradores en talk shows estilo Morbo en América o Cretina: exhibiendo sus miserias y jalándose las mechas con políticos menores. Quedan bien gachito.

En México, la autoridad divide los crímenes en dos tipos: los que nunca podrá resolver y los que muy pronto le achacará a cualquier despistado.

La mayoría de los ilícitos se pierden en un mar de penas: llegan los cuicos, medio matan a quien se les atraviese, muerden a quien deberían de encarcelar, encarcelan a uno que iba pasando, macanean a la madrecita de este último, por oponerse a la autoridad, y de pasada se vuelan lo que les plazca.

Entonces empieza lo peor.

El pobre diablo queda incomunicado, el abogado de oficio quiere un billete, el Ministerio Público, otro; el celador y el jefe...

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