¡Al tú por tú!

AutorRamón Estrada

¡Qué partidazo!

Y es que anoche en el Estadio Jalisco no solo se hizo presente la magia como se esperaba, sino que apareció el coraje y el descaro que todo representativo nacional debe tener ante cualquier potencia.

México se quedó a un minuto de la gloria, a sólo un minuto de poder saborear una victoria sobre Brasil y su constelación de estrellas, hasta que llegó el "sanguinario del área", Romario, y con gol de campana cerró el 3-3 definitivo, en un juego de volteretas espectaculares.

Ahí se fue el triunfo azteca, aunque no la reconciliación que por fin lograron con su gente, esa misma que antes del partido les abucheó y recriminó su reciente y triste pasado, festejándole todo a los tetracampeones del mundo.

Y es que ahora con el hambre que requiere tener un debutante como Antonio de Nigris, o el carácter de un hombre que de una vez por todas desea demostrar que ya merece la titularidad como Oswaldo Sánchez, el conjunto nacional tuvo el refresco necesario no sólo en lo emocional, sino en el talento para ofrecer soluciones que parecían ya perdidas.

Heridos en el amor propio, los integrantes del Tri salieron con la disposición de sorprender al "Scratch" desde los primeros minutos, luego de que los amazónicos trataron de tomar la iniciativa atacando hasta con tres hombres y una línea media cargada de talento comandada por el todavía "10", Rivaldo.

Claudio Suárez apenas a los 5' abrió el marcador con sólido frentazo, que no sólo sorprendió al portero Rogerio, sino a gran parte de la afición que en mente tenía esperar una goleada visitante en contra.

Apartir del gol del capitán mexicano, quien por cierto cumplió su juego 153, los pupilos de Enrique Meza se pararon con solvencia en el fondo, con serenidad y concentración.

Aun así la máquina "verde amarella" comenzaba a funcionar, con su ya tradicional juego elaborado y pinceladas de clase, aunque denotando falta de conjunción entre tantos astros europeos.

No obstante, Emerson, Roberto Carlos y Rivaldo probaron a Oswaldo, quien metiendo el cuerpo y el corazón, congeló cada acción con solvencia, provocando los estruendosos gritos de ¡portero... portero! en las tribunas, de la mano de la preocupación de Jorge Campos en la banca.

Y es que si en el próximo compromiso eliminatorio no aparece el tapatío bajo los tres palos, entonces el capricho para resistir al acapulqueño sería el único pretexto.

Sin embargo, a los 43', llegó una gran jugada individual de Rivaldo quien se quitó a varios rivales, y...

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