Welcome to Guadalajara

La primera impresión jamás se olvida. Para las 3 mil personas a que a diario arriban al Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo, la Carretera a Chapala ofrece una carta de presentación de una Guadalajara saturada de contaminación visual, auditiva, ambiental e inseguridad por sus accidentes.

Al pisar tierra, el visitante se topa con la realidad de un problema que involucra a los tres niveles de Gobierno, pero del que ninguno se hace cargo.

Si no hay alguien que recoja al turista, la única forma de salir de la terminal aérea es en taxi, cuyo servicio para llegar al Centro Histórico cuesta 200 pesos, pero antes debe cuidarse del abuso de alguno de los maleteros pirata que operan en las madrugadas o la extorsión hacia paisanos.

Al tomar camino, una "muralla" de 232 anuncios espectaculares -en un tramo de 12 kilómetros que va del Aeropuerto hasta el Álamo Industrial- se incrustan en la retina sin que las autoridades de El Salto o Tlajomulco hagan algo para evitarlo.

La Carretera a Chapala es la única vía que conecta con la Ciudad y no hay opción para evitar los letreros que contrastan con la nula señalética turística, normativa o vial, lamentó Guillermo Sandoval Madrigal, consultor e investigador del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño, quien ha analizado las deficiencias de la vía.

El camino atraviesa distintos asentamientos habitacionales irregulares como San José del 15 o Las Pintitas, que a través de sus calles de tierra, basura, graffiti, moteles y unos 10 table dance, muestran su estado de marginación.

La imagen se complementa con el fétido aroma a residuos sanitarios de las aguas negras que desembocan en la Cuenca del Ahogado, ubicada a unos metros de la Carretera a Chapala. A cargo del Gobierno federal, en particular la Conagua...

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