Y vuelve a nacer

AutorÉdgar Contreras

El Chelsea desembolsó 250 millones de euros el verano pasado, en plena pandemia, más que cualquier otro en la Premier League; 40 millones fueron destinados a la transferencia por el marroquí Hakim Ziyech.

Su historia es digna de contarse. El futbol está repleto de jugadores que se sobrepusieron a las carencias económicas en la infancia. Quizá el delantero del Chelsea hubiera preferido ser uno de esos. No, le tocó a sus 10 años ver morir a su padre.

"La esclerosis múltiple destrozó a mi padre, que cada vez podía hacer menos cosas. Ya no podía ni comer ni hablar ni caminar. Anteriormente tuvo un ataque al corazón", dijo Ziyech al diario De Volskrant.

La depresión lo venció. Abandonó la escuela y el futbol. Las drogas eran su escape. El primer jugador marroquí en Países Bajos, Aziz Doukikar, lo rescató.

"Hakim se salió del camino. Bebía, fumaba y se drogaba. Le ayudé. Era su entrenador, su mentor y su padre. Tenía miedo de jugar al futbol y yo le empujé a hacerlo. Por suerte, al final lo logró", dijo al mismo medio.

Ziyech (Heerenveen, Twente, Ajax) llegó al Chelsea junto a jugadores como Kai Havertz, Timo Werner, Ben Chilwell y Edouard Mendy. Si el equipo había hecho milagros sin fichajes, las expectativas eran sumamente altas ante semejante inversión del magnate Roman Abramovich.

La realidad es devastadora. El Chelsea no transmite. Deambula en la medianía en la Premier League. Ganó su Grupo en la Champions League y de manera invicta, pero hoy las dudas son el pan de cada día, sin estabilidad y con múltiples cuestionamientos a varios de los refuerzos, en particular a Werner y a Havertz, muy lejos de lo que mostraron en la Bundesliga.

Así, el Chelsea, que debió llegar como favorito al compromiso contra el Atlético, parece una víctima segura...

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