'Vuelan' a accidentes

AutorIsrael Piña

Capacitación y tecnología se mezclan para que los elementos del Cuerpo de Rescate y Extinción de Incendios (CREI) del Aeropuerto Internacional de Guadalajara atiendan en 2 minutos con 30 segundos una emergencia.

El CREI está integrado por 30 personas y su misión es atender cualquier incidente que se presente en la terminal aérea tapatía.

El aeropuerto cuenta con dos pipas, una ambulancia, dos unidades de apoyo y otras tres motobombas Osh- Kush con una capacidad de 3 mil galones de agua y con cañones para expulsar espuma y químico seco.

A decir de Ignacio Bravo, comandante del CREI, las motobombas son las más modernas en el mercado, pues alcanzan una velocidad de 80 kilómetros por hora en 35 segundos, el chorro llega a una distancia de 70 metros.

Los bomberos del aeropuerto tienen jornadas laborales de 24 horas y descansan 48. En cada turno hay 10 elementos, entre ellos dos médicos.

Los "apagafuegos" reciben capacitación todos los días, dos horas las dedican al aprendizaje de conocimientos teóricos, mientras que la práctica abarca cuatro horas.

Los cursos se llevan a cabo para actualizar y perfeccionar las etapas de respuesta a las emergencias: alertamiento, desplazamiento o respuesta, control y extinción, y evaluación de daños.

El edificio del CREI tiene una sala de guardia mediante la que se comunica con la torre de control, en caso de que ocurra un incidente.

Ignacio Bravo informó que el CREI se reúne cada 15 días con personal de la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos Jalisco para establecer protocolos de coordinación.

Las autoridades del aeropuerto comentaron que el CREI atiende en promedio dos servicios al año.

Sin embargo, las actividades de los elementos del CREI no están exentas del margen de error que cualquier actividad humana tiene, como lo demostró una falla técnica durante en un simulacro realizado el 1 de septiembre.

Ese día, una de las motobombas no funcionó correctamente y el agua no salió con la presión necesaria para sofocar las llamas en la cabina de un avión, según Ignacio Bravo.

El 14 de septiembre del 2007, el vuelo 585 de la aerolínea Magnicharters, procedente de Cancún, se accidentó por el tren de aterrizaje.

El incidente provocó crisis nerviosa en los pasajeros, además de que sus familiares se quejaron por el trato recibido y por la escasa información proporcionada por los directivos del Grupo Aeroportuario del Pacífico.

Las diversas corporaciones estatales y municipales de emergencias también se...

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