El voto jurisdiccional y mi disenso en el máximo tribunal

AutorMario I. Álvarez Ledesma
CargoDirector del Departamento de Derecho del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México
Páginas189-194

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Reseña del libro del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Genaro David Góngora Pimentel.

Editorial Porrúa, México, 2007, 3 tomos, 3248 pp.

Mario I. Álvarez Ledesma

El libro intitulado “EL VOTO JURISDICCIONAL Y MI DISENSO EN EL MÁXIMO TRIBUNAL ” escrito por el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Dr. Genaro David Góngora Pimentel, publicado el año próximo pasado, en tres sendo tomos, por la editorial Porrúa, y prologado por el Dr. Edgar Corzo Sosa, constituye una importante contribución a la literatura jurídica mexicana por varias razones.

La primera de ellas tiene que ver con un hecho, ciertamente infrecuente en el foro y la doctrina, a saber, que los jueces hagan doctrina, actividad a la cual estos últimos no son muy proclives, salvo excepciones como las del autor del libro en comento. Esta tendencia tiene que ver con un defecto endémico del Derecho en México: la prejuiciada idea respecto de la separación tajante entre teoría y praxis, entre doctrinarios y practicantes, entre especulación y practicidad.

Así, de una parte se hallan los académicos, los doctrinarios, aparentemente puros, que enjuician la realidad del Derecho desde una distancia que no manche sus impolutas vestiduras. De la otra, el litigante y el juzgador, artesanos del Derecho como suele llamárseles, subsumidos en la práctica y problemáticas cotidianas tratando de dar resultados concretos hoy, mañana y pasado. Es decir, profesionales real o supuestamente muy ocupados, sin tiempo para la especulación ni para la reflexión académica.

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Unos y otros, teóricos y practicantes, se otean mutuamente, lo cual hace a veces difícil el diálogo y, por ende, el entendimiento que lleve a la mejora de un Derecho que requiere tanto de la especulación y la doctrina, como de la praxis que le dé vida.

Lograr el justo medio no siempre es fácil, la doctrina del Derecho es tan fascinante que hipnotiza intelectualmente, hipnosis que impide tener presente que el Derecho es un instrumento de regulación de la convivencia social, y hago hincapié, un instrumento, no un fin en sí mismo. Por ende, un Derecho que no sirve a la realidad social, que se regodea en sí mismo, se agota, se extingue, languidece inexorablemente.

Ciertamente y por fortuna, en México los tiempos han cambiado y el día de hoy vemos a un juez de nuestro más alto tribunal que reitera su visión doctrinal, como lo ha hecho en anteriores publicaciones, y con ella profundiza en la reflexión y en una especulación orientada a objetivos concretos. Lo anterior, en la inteligencia de que su experiencia, convertida en reflexión científica, conforma en...

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