Ni para los vivos ni para los muertos

AutorJorge Ricardo

Este Día de Muertos, los sepultureros tienen la impresión de que quienes más han perdido por el Covid-19 han sido ellos. No sólo porque desde el primer muerto en México, anunciado el 18 de marzo, hasta los de esta semana, cuando van más de 90 mil, les ha tocado a ellos hacerse cargo de los cuerpos. También, porque desde que se publicó el protocolo para el manejo de fallecidos por sospecha o confirmación de Covid, se recomendó no hacer inhumaciones. O que no se permitiera el paso a más de tres o cuatro personas a los entierros. La orden fue para evitar contagios, pero ellos dicen que les ha afectado más porque acabó con algo tan útil para que ellos puedan vivir que se llama "pasar la gorra".

La mayoría de los sepultureros son voluntarios y viven de esas cooperaciones que se dan una vez que se entierra al muerto. Encima de todo, ni siquiera se permitió la entrada a los panteones hoy, cuando esperaban el pago de todo el año.

Alfonso Pérez, de 60 años, voluntario desde 2003 en el Cementerio de San Nicolás Tolentino, Iztapalapa, recuerda que antes en una buena "pasada de gorra" se juntaban mínimo unos 100 pesos y no faltaba aquel que ponía 200, 500, pues la bondad suele consolar al llanto. Se iban a su casa con no menos de 250, porque había pocos muertos. Pero eso era antes de marzo, cuando tenían máximo cinco entierros y él podía descansar un día a la semana.

El 28 de octubre el número de muertos por Covid en México pasó de 89 mil 814 a 90 mil 309. De ellos, 14 mil 987 en la Ciudad de México, y 2 mil 133 en Iztapalapa, donde trabaja Alfonso Pérez y su cuadrilla que han llegado a enterrar hasta 30 cuerpos en un día. "Ahora trabajamos sin un día de descanso y hay días que no sacamos ni 80 pesos", asegura vía telefónica.

Hace meses, en junio, el Gobierno indicó que el número de muertos confirmados por Covid-19 se debería de multiplicar por ocho para calcular la cifra real. Pero a siete meses y medio del primer fallecido, nadie sabe el número exacto. Eso es lo malo para los sepultureros. Antes les daban algo de protección, guantes, overol, cubrebocas, gel y un aviso. Hoy, ya ni eso.

"Cuando comenzó todo esto, sí nos avisaban. Que es de Covid, nos decían, y de un tiempo hacia acá ya no nos dicen nada. Nosotros nos damos cuenta porque viene la caja sellada, viene envuelta con plástico", afirma don Alfonso, quien desde los 5 años iba al panteón con su padre, también sepulturero, aunque él sí era empleado del Gobierno. Cuando quiso trabajar de fijo, ya...

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