Vivir intensamente

AutorJuan José Millás

Uno de los mitos más dañinos para la juventud es el de "vivir intensamente". Por vivir intensamente suele entenderse pasar mucho tiempo en la calle e ir de un lado a otro bebiendo cosas que dan ardor de estómago. En mi juventud también fuimos víctimas de la necesidad de vivir intensamente. "Vive deprisa, muere joven y haz un cadáver bonito", rezaba un eslogan de la época.

El problema es que vivir deprisa no garantiza morirse antes. La mayoría de la gente que vivía deprisa continúa viva, pero con úlcera de estómago o piedras en el riñón. Además, no quieren ni oír hablar de la muerte. Vivir intensamente no significa nada. En todo caso no significa, como creen algunos, tomar muchos aviones. Durante una época me bajaba de un avión y me subía en otro y era la vida menos intensa que cabía imaginar. La intensidad llegaba cuando menos la esperabas y en los lugares más sorprendentes.

Un día bajando las escaleras de un ministerio me crucé con un individuo cuya mirada no he logrado olvidar. Se detuvo delante de mí y estuvo unos segundos observándome. Aquello fue muy intenso, aunque no sé por qué.

Los sucesos más importantes de la vida son absurdos. El sentido es un adminúsculo digno...

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