Viviendo el Concilio/ En la diversidad de la Iglesia, un sólo fin: Jesús

AutorCosme Carlos Ríos

Ya hablamos de que la Iglesia es comunidad de fe, esperanza y amor al servicio del Reino de Dios, hoy vamos a ver que esta comunidad es como un cuerpo orgánico en el que hay diversidad de miembros, pero la actividad de todos está orientada hacia un mismo fin.

Aunque esta enseñanza aparece ya en los primeros escritos del Nuevo Testamento, es frecuente en la Iglesia que cada grupo se preocupa porque salga muy bien la propia actividad y se vive un espíritu de competencia con los demás grupos en vez de una verdadera colaboración.

¿Qué dice el concilio?

Sólo dentro de la perspectiva del pueblo de Dios adquieren su verdadero sentido las funciones y

ministerios con los que el Espíritu ha dotado a la comunidad creyente. Teniendo en cuenta lo verdaderamente esencial, que es lo común, lo accidental recobra su verdadero sentido. Todos los ministerios y carismas que el Espíritu suscita tienen sentido dentro de la comunidad y están al servicio del pueblo de Dios.

El Concilio retomó la rica imagen del cuerpo que se nos presenta en la carta a los Efesios. En la Iglesia hay diferentes responsabilidades, pero todas ellas tienen que estar orientadas hacia el Reino de Dios; en la Iglesia hay diferentes actividades, pero todas ellas se tienen que orientar al anuncio y construcción del Reino de Dios, hay diferentes estados de vida, pero todos tienen que ser signo e instrumento del Reino de Dios.

Tomando en cuenta esto, el Concilio promulgó una serie de decretos para que las diferentes personas y los diferentes estados de vida asumieran esta nueva manera de ser Iglesia. Hay un decreto sobre los Obispos, sobre los Presbíteros, sobre la formación en los Seminarios, sobre la renovación de la Vida Religiosa y sobre el apostolado de los laicos.

La cabeza de la Iglesia es Jesucristo a quien fuimos incorporados en nuestro bautismo, El es el punto principal de referencia para nuestra manera de vivir y para nuestra misión en la Iglesia y al servicio del mundo. Para vivir la unidad de la Iglesia tenemos que...

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