Viven sus obras un viaje a la inversa

AutorSergio R. Blanco

Poco después de la muerte de Remedios Varo en 1963, Walter Gruen, su compañero sentimental desde 1952, se halló ante la empresa de cumplir el deseo que ella le había pedido en sus últimos momentos: salvaguardar y difundir su propio legado.

Pero, ¿cómo afrontar la titánica encomienda de evitar la dispersión de las creaciones de Varo, que ya estaban en manos de decenas de coleccionistas? La minuciosidad, misterio y magnetismo estético de sus cuadros habían interesado tanto al público de México a partir de su primera exposición individual en 1955 en la Galería Diana, que la pintora, desde entonces, siempre vendía absolutamente todas sus piezas.

Seguramente, el 8 de octubre de 1963, cuando la artista murió sosegadamente en los brazos de su amante después de describirle con minuciosidad los síntomas clásicos de un infarto, Gruen, hombre emprendedor, exiliado político austriaco llegado a México en 1942 huyendo de la persecución nazi, se dio cuenta que tenía que hacer un "viaje a la inversa" para cumplir el sueño de la surrealista.

Su tarea era conformar y difundir una colección con un número suficiente de piezas para que representara en su esencia la plástica de Varo...

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