Viven de extorsionar a los automovilistas
Autor | Luz Romano |
Los tradicionales franeleros que a cambio de una propina cuidaban los autos en las calles, se han convertido en los "dueños" de los arroyos vehiculares y obligan a los automovilistas a pagar una cuota fija por estacionarse en "sus territorios".
Se postran en la vía pública y bajo la amenaza de que si el solicitante de un espacio no paga, la grúa se llevará el coche o no se hacen responsables, los denominados también 'viene-viene' exigen dinero a cambio de protección y se convierten en los dueños de la calle.
En sitios como la colonia Polanco; la avenida Alvaro Obregón, justo abajo de las oficinas de la Secretaría de Transporte y Vialidad; y en la colonia Juárez, por mencionar algunos, los franeleros colocan huacales y cubetas para impedir el aparcamiento de vehículos y sólo los retiran a cambio de cuotas obligatorias que van de los 10 a los 20 pesos.
En otros lugares como Chapultepec o afuera de oficinas públicas como la Comisión Federal de Electricidad en la colonia Juárez, los traperos apartan lugar en avenidas donde está prohibido estacionarse o en doble fila; y bajo el pretexto de que se "ponen a mano" con los policías de Tránsito para evitar el retiro de los autos solicitan su "propina".
"Aquí son 10 pesos porque hay que ponernos a mano con el de la grúa con 120 pesos", dice un franelero afuera del Museo de Antropología que obliga al cliente a pagar por anticipado.
El Reglamento de trabajadores no Asalariados del DF permite a los acomodadores de autos ocupar las calles permitidas para estacionarlos a cambio de una propina, para lo cual deben obtener un gafete que lo acredite.
Juan González, un franelero que vive de propinas los fines de semana en la calle 5 de Mayo del Centro Histórico, es de los pocos que cuenta con el gafete que lo denomina cuidador de vehículos en forma fija.
Otros, la mayoría, no cuentan con su registro y de igual forma ocupan las calles; además de los dos 'bandos' hay quienes estacionan los vehículos en lugares prohibidos.
Las historias de franeleros que han excedido su actividad son muchas, y las de los automovilistas que han llegado a los golpes con ellos también, tal es el caso de Alejandro Bárcenas, un joven de 28 años que fue golpeado por un trapero.
"Iba al cine a Casa de Arte en Polanco, estacioné mi coche en una de las calles aledañas cuando llegó el franelero y me dijo que eran 15 pesos. Yo me enojé y le dije que la calle es pública, y me contestó que si no le pagaba, algo podía pasarle a mi coche.
"Me...
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