Viven un día de caos, de alerta y retrasos

AutorAntonio Navarrete

Durante gran parte del día de ayer en el Aeropuerto Miguel idalgo se vivieron situaciones que fueron matizadas de sentimientos de alerta, caos y desesperación, por los retrasos provocados después del accidente del avión de Aeroméxico.

A las 10:45 horas, la Comandancia de Aeronáutica Civil ordenó el cierre de las pistas, por lo que 51 vuelos se retrasaron en sus llegadas y salidas, lo que ocasionó que las salidas o llegadas de la tarde también sufrieran retrasos.

Mientras los minutos transcurrían, las personas que estaban a punto de abordar sus vuelos vieron cómo en las pantallas los horarios de llegadas y salidas cambiaron sus letreros de "a tiempo", por el de "demorado", sin saber el motivo que los obligaría a retrasar sus viajes.

A las 15:00 horas, cerca de 600 personas caminaban impacientemente de un lugar a otro de las salas del aeropuerto, otros prefirieron sentarse junto a las columnas que sostienen la estructura, mientras que una mujer intentaba dormir a un niño que llevaba en brazos.

Los pasajeros que esperaban su vuelo no sabían lo que pasaba, pero los rumores de un accidente fueron llegando a ellos con imprecisiones.

"Según nos informaron que se salió un avión de la pista, pero en México, y bloqueó una parte de la pista, es la hora que todavía no llega la grúa y que no hacen nada por mover ese avión, que no hacen nada por desbloquear otras pista para que otros aviones aterricen.

"La administración del aeropuerto ni siquiera ha tomado la decisión da pases para comer, ni la seriedad para avisarnos; los altavoces no sirven ni siquiera para decirnos qué está pasando", comentó Rocío Canales, quien la mañana de ayer pretendía viajar al Distrito Federal.

Muchas personas perdieron sus conexiones, y empezaron a reclamarle al personal que se encontraba en los mostradores de las aerolíneas, con la firme exigencia de que les dieran una explicación a lo que estaba pasando.

Las pantallas de los monitores, llenas de letras verdes, reflejaban los rostros de aquellos que se detenían a ver si ya había alguna salida o llegada anunciada, y con un gesto de molestia se alejaban del aparato al ver que la situación continuaba igual.

El restaurante más grande del aeropuerto en pocos minutos se llenó, al igual que los pequeños locales en donde se venden botanas y alimentos ligeros, mientras que frente a los mostradores de Mexicana los pasajeros hacían largas filas con la intención de documentar su...

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