Viven abusos ...en el paraíso

AutorJorge Ricardo

PARAÍSO, Tab.- De los 40 puestos de comida que a diario venden junto a la Puerta 1 de la obra de la refinería de Dos Bocas, ayer sólo llegaron unos diez. Al principio, eso alegró a María Dolores y Rodolfo, un matrimonio de Comalcalco, que dos días antes apenas habían vendido la mitad de sus 90 enchiladas de mole. Sin embargo, ayer tampoco vendieron mucho: seguía el paro.

Desde el martes, pero incluso antes, desde febrero, los empleados de la empresa ICA Fluor, mamelucos anaranjados, brazaletes verdes, han protestado. Que los obligan a trabajar 12 horas diarias porque la obra debe quedar lista el 1 de julio de 2022, en el aniversario de la victoria del Presidente Andrés Manuel López Obrador. El sindicato de la CTM les cobra hasta mil pesos por recibir sus currículum y luego les descuenta una cuota. Hay que pagar rentas de cuartos que se multiplican conforme al hacinamiento. Y encima, dicen, no hay sanitarios limpios ni comida adecuada.

"Y si viera usted cómo sufren, ni un baño, ni a tomar agua, aquí uno oye, y eso es lo que debería de ver la empresa, que los empleados son leales si los tratan bien", dijo María Dolores ya llorando porque se le juntaron los motivos. El martes, los empleados de ICA abandonaron el trabajo en protesta. Ese día, ella y su esposo debutaron como vendedores. Un sobrino les heredó el puesto.

"Alguien va pasar a cobrarles 60 pesos semanales", les dijo y ellos agarraron el único lugar disponible, una esquina escondida. Fue pura pérdida. El miércoles, los trabajadores siguieron con su protesta, pero ahora afuera de la puerta 2. Ahí la Policía disparó contra ellos. Heridos de cara, espalda, piernas. El rumor de uno, dos, hasta tres muertos, según los taxistas, pero que es puro rumor. "Qué bueno que no venimos ese día, porque venimos un día sí y un día no", se alegró Dolores, quien viaja dos horas en la moto de su marido.

Lo del miércoles fue plan y obra del señor, dicen otros vendedores y trabajadores en este infierno de 35 grados. En el Paraíso que recorren cientos de mamelucos anaranjados. Según el Gobierno, la obra de 586 hectáreas, inmensas como el infierno, ha generado más de 80 mil empleos.

El señor es Hernández Daza. Ricardo, líder del Sindicato Estatal de la Construcción, afiliado a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), un vetusto órgano del PRI. Pero vetusto y todo controla, dicen, susurran los vendedores, los taxistas y los obreros que ayer esperaban a ver si se los dejaban entrar: que no se entere...

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