Vive en su vocho desde hace 15 años

Fotos: Javier Garduño

El terremoto de 1985 le cambió la vida. El miedo a morir bajo toneladas de escombros y el hecho que sus hermanos vendieran la casa de sus papás, donde ella vivía, la obligaron a vivir en la calle.

Desde hace 15 años, su hogar es un Volkswagen Sedán '73 que compró el 20 de noviembre de ese año en 23 mil pesos.

El asiento del chofer es su cama por las noches y su comedor al mediodía. Nadie, además de ella, puede entrar al coche porque el sillón del copiloto y el trasero están ocupados por bolsas de ropa y basura.

Para tener intimidad coloca trozos de cartón en las ventanas, excepto en la del conductor y el parabrisas, porque en su soledad le gusta ver las luces de los vehículos en la noche. "Para sentirme acompañada", explica. Pero la vida que ha pasado en el asiento le ha dejado várices en las piernas.

El Sedán-casa está parado en la calle Atenas del Fraccionamiento Valle Dorado, en Tlalnepantla, junto a un centro comercial.

Es maestra de corazón

La señorita Amalia Gómez Guerrero tiene 63 años, ama el arte, toca el órgano, teje y tiene varios sueños: poner un kinder de artes plásticas, patentar un juego de palabras para aprender a leer y comprar una camper para vivir más cómoda. Esas ilusiones la mantienen viva, aunque ninguna se ha hecho realidad.

"Este es mi huevito, por el color, no por flojo. Estoy tan acostumbrada a vivir en él, como las tortugas que tienen su concha, así estoy en mi auto", explica.

Amalia fue maestra de artes plásticas, dibujo de imitación y actividades estéticas a su paso por nueve preparatorias, incluyendo la Unitec cuando el plantel estaba en Avenida Chapultepec, pero dejó de trabajar porque quería poner un kinder en su casa.

"No lo hice porque se me hizo cargo de conciencia llevarle trabajo a mis padres jubilados".

Teme a los temblores

Por cortas temporadas ha vivido Amalia con sus familiares, pero siempre regresa a la calle. Es la mayor de cuatro hermanos, hijos de maestros, y aunque ha tenido chance de vivir bajo un techo siempre regresa a su coche para alejarse de los problemas y sentirse más segura.

"Por el 25 de enero del '86 me salí de mi casa, en Villa de Cortés, no quería salirme porque mis padres ahí me dejaron antes de morir. Mis hermanos se salieron porque se casaron y después de que murió mi papá, en el 83, le pusieron el letrero de venta".

Una semana después del terremoto del '85 Amalia tomó el Metro en Calzada de Tlalpan y descubrió que las calles parecían las de una ciudad en...

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