Vive 'oculta' en la prisión

AutorNorma Angélica Herrera

PUEBLA.- CONY ES una mujer alta y de ojos verdes que estuvo presa dos años en San Miguel y durante ese tiempo debió pasar desapercibida para evitar agresiones de sus compañeras sólo porque la veían bonita.

La mujer, quien fue educada para ser una ama de casa modelo y después estudió Administración de Empresas, no encajó entre las internas de la cárcel de San Miguel, por lo que debió cambiar su apariencia a fin de esquivar algún ataque.

"Llegar de nueva (a la prisión) es difícil, hay gente prepotente, hay muchas que por verte de ojo claro, buena estatura, piel blanca y con cierto porte les molestas", narró.

Cony creció en el seno de una familia adinerada de la Angelópolis y fue educada para ser una mujer que supiera atender su casa, a sus hijos y su marido, lo que cumplió a cabalidad en un matrimonio que duró 15 años.

Al ingresar al reclusorio en 2007, Cony intentó conservar la elegancia a la que estaba acostumbrada, pero al ver que los custodios y reclusas la podían ofender prefirió cambiar su forma de ser para tratar de pasar desapercibida.

"Yo me vestía mucho de falda, pero en un evento me arreglé con medias, zapatos y bien maquillada, hasta que un custodio me comió con los ojos y preferí andar en fachas totales porque no sabes sus intenciones y si quieren algo debes obedecerlos", explicó.

Por ello, esta mujer esbelta y de tez blanca optó por usar siempre pantalones holgados y dejar de lado el maquillaje, los peinados con secadora y otros detalles que marcaban su femineidad.

Durante su encierro en San Miguel, Cony debió acostumbrarse a los alimentos que servían en el...

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