Vive la Corte votación dividida

AutorVíctor Fuentes

La Suprema Corte de Justicia vivió, entre enero y julio de este año, un periodo inédito en su historia por dos razones: nunca había sido más abierta y transparente, y tampoco había estado tan dividida.

Un análisis de REFORMA de las versiones estenográficas de las 393 sesiones públicas del pleno de la Corte entre 1998 y el 2005, revela que el porcentaje de votaciones divididas entre los 11 Ministros se triplicó en el primer semestre del año, con respecto al promedio de los siete años anteriores.

Luego de que en enero la Corte decidió hacer públicas todas sus discusiones, el análisis indica que el 63.3 por ciento de las 109 decisiones fueron adoptadas con división de opiniones.

La cifra duplica la del 2004, cuando 30.7 por ciento de los fallos fueron rechazados al menos por uno de los Ministros. La tendencia hacia el divisionismo era clara desde el 2002, último año de la presidencia de Genaro Góngora, cuando el índice fue de 24.8 por ciento -ocho puntos arriba respecto del 2001-, y subió a 29.7 por ciento en el 2003, primer año en que Mariano Azuela presidió los debates.

De las 69 votaciones divididas en el 2005, 35 fueron con mayorías de 7 o menos Ministros, 9 fueron por un voto de diferencia, y también hubo un empate a 5.

“A partir de que las sesiones son públicas, da la impresión de que los Ministros necesariamente se ven en la situación de tener que estudiar los asuntos, porque no pueden quedarse callados y evidenciar desconocimiento”, consideró Luis Manuel Pérez de Acha, experto en derecho administrativo.

“Estudiando los casos, entonces, se hace factible no sólo la discusión entre lo Ministros, sino el disenso entre ellos”, agregó.

Un factor es la renovación de la Corte. En un año llegaron tres nuevos Ministros -José Ramón Cossío, Sergio Valls y Margarita Luna-, lo que rompió la estabilidad de nueve años con los mismos integrantes.

Otra explicación es el cambio en el perfil de los asuntos que revisa el pleno. Mientras a finales de los años 90 había gran cantidad de casos rutinarios, que sólo implicaban confirmar criterios pasados, ahora se concentra en controversias de alto perfil político con planteamientos novedosos.

“Más allá del cambio de los integrantes y de los asuntos, creo que hacer públicas las sesiones está incentivando la individualidad de los miembros. Tener una opinión diferenciada es un elemento de autoafirmación”, opinó José Roldán, catedrático del ITAM.

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