Visión Mundial/ Castañeda y los profesionales de la política

AutorGabriel Guerra Castellanos

Castañeda dijo en su renuncia que la política no es su profesión, y nunca nos dio motivos para dudar de esa afirmación. Castañeda se caracterizó a lo largo de 25 meses por decir lo que pensaba con claridad y franqueza que a algunos lastimaron y para otros resultaron ofensivas. Sin embargo, para muchos más ese estilo desenfadado resultó refrescante, novedoso, noticioso. El antiguo Canciller hirió muchas susceptibilidades, sí, pero tanto o más por el fondo que por la forma.

Como pocos en este Gobierno, Castañeda llegó con un plan de acción y con una visión de lo que quería hacer en su campo, y tal vez de paso en otros que no eran propiamente de su responsabilidad. Decidido a transformar la relación más importante de México, la que sostiene, mantiene o tolera con Estados Unidos, no tuvo empacho en desechar viejos tabúes ni en asumir la necesidad de replantear actitudes tradicionales que de poco sirven a nuestros intereses actuales.

Puso en la mesa lo que muchos en su momento consideraron un sueño de opio: la posibilidad de alcanzar con Estados Unidos un acuerdo migratorio, que lo mismo mejorara las condiciones de vida de nuestros paisanos en ese país que permitiera reglamentar en el futuro el tránsito de personas. Esa especie de TLC-plus fue duramente criticado por quienes pensaron que jamás sería aceptado siquiera como tema de discusión por nuestros vecinos del norte.

Para sorpresa de muchos, el planteamiento encontró eco en Washington y más allá, y de repente, de ambos lados de la frontera se empezó a hablar de una nueva dimensión en la relación entre los vecinos incómodos. Los gestos y las señales de los Mandatarios no se hicieron esperar, y Bush no tardó en presentar a nuestro país como su principal prioridad en materia de política exterior, para malestar de muchos de sus aliados históricos.

Pero llegó el 11 de septiembre y a partir de esa fecha cambiaron prioridades, tonos y actitudes. La batalla que libró el entonces Canciller tuvo que ver con la reacción de México ante los atentados y el pesar de los estadounidenses. Aunque hoy, a más de un año, nos parezca increíble, hubo quienes se opusieron a que el Gobierno de México se expresara contundentemente al respecto, o a que extendiera condolencias que fueran mas allá de lo meramente protocolario.

Independientemente de si prosperó o no el tema migratorio, lo cierto es que como nunca México ocupa un lugar en la atención estadounidense que antes no tenía, y que la relación avanzó en otros...

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