Visión Mundial / El Blair que llegó y el Blair que se va...

AutorGabriel Guerra Castellanos

Víctima de lo que los griegos llamaban hubris: la arrogancia, el ensorbecimiento del poder y la inteligencia.

Tony Blair lo tuvo todo para impactar al Reino Unido. Su aparición en la escena pública a principios de los años ochenta se dio en un momento de dudas existenciales y de profundas divisiones sociales.

Los 18 años de Margaret Thatcher y su sucesor John Major estuvieron caracterizados por una serie de reformas profundas, temerarias sin duda, marcadamente ideológicas, polarizantes...

La crisis del laborismo británico de los años setenta lo convirtió en uno de los partidos socialdemócratas más radicales en Europa, con una gran dependencia de los sindicatos y una visión anclada en los dogmas de la izquierda y en los retos de una era industrial que llegaba a su fin.

Margaret Thatcher supo aprovechar el anquilosamiento de la izquierda y los desastrosos resultados de los gobiernos laboristas de los sesentas y setentas para lanzar una cruzada conservadora que sacudió hasta sus raíces a la apoltronada y venida a menos sociedad británica.

Su exitoso desafío al poder de los sindicatos, la inversión privada en educación y salud habían en conjunto desmoralizado al laborismo hasta el borde del colapso: con cuatro derrotas electorales sucesivas y una revuelta interna que lo acercó aún más a los márgenes de la izquierda el partido laborista estaba en peligro de extinción.

En 1994 Blair encabezó una contra revuelta en su partido. Decidido a regresarle no sólo la vida y el aliento sino también la posibilidad real de gobernar, Blair se dio a la nada fácil tarea de reinventar a un movimiento político histórico en Gran Bretaña, rescatándolo de la irrelevancia radical y llevándolo hacia el centro, del cual ahora difícilmente podrá ser desplazado.

Tres años como líder de la minoría y diez como Primer Ministro le permitieron a Blair recomponer a su partido pero principalmente -y mucho mas importante aún- redefinir a la vida política de la Gran Bretaña.

Los antiguos debates de la izquierda y la derecha acerca de si el gasto público es bueno o malo, si la iniciativa privada es maligna o la salvación nacional, si los ricos son héroes o villanos, o si los pobres son otro tanto, esta hoy sepultada en un cajón lleno de obsoletos libros de historia.

Las grandes discusiones en el Reino Unido tienen que ver con la eficacia gubernamental, ya no con ideologías o principios abstractos. Como en pocas otras partes de Europa en Gran Bretaña opera hoy un saludable sistema...

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