Visión Mundial / La Integración de América del Norte: ¿Sueño o Quimera?
| Autor | Gabriel Guerra Castellanos |
Hace un par de décadas era imposible imaginar un nivel tal de cercanía. Fue tal el ruido generado primero por la firma del libre comercio Canadá-EU y después por el acuerdo tripartita que una mayor profundización parecía impensable.
Todavía hoy escuchamos estertores aislacionistas esporádicos, como el que hace un par de años recorrió las bardas de México con un llamado (¡del PRI!) a revocar el TLC. En EU no falta quien se queje de la doble migración, la de mexicanos hacia el norte y la de empleos hacia el sur, pero es cada vez mas obvio que el "great sucking sound" que tanto preocupaba a Ross Perot no viene de México, sino de China y la India.
Los canadienses son menos agobiados que sus dos socios del sur, aunque miran por supuesto con recelo al elefante junto al que duermen, pero tienden a pensar que la soberanía y la independencia tienen más que ver con los valores y los principios que con la inversión extranjera o la cooperación aduanal.
Así que podría pensarse que hay una suerte de aceptación general, o al menos de mínimo rechazo, al proceso de acercamiento de los tres países de América del Norte, pero no es así.
Cada vez que pasamos de la discusión abstracta a sugerencias especificas acerca de cómo avanzar en este proceso -gravitacional diría yo- de integración, surgen los gritos de alarma. Ya conocemos los Norte-Sur: la migración fuera de control, el narcotráfico, las amenazas terroristas, los camiones peligrosos, el aire y agua contaminados... Los Sur-Norte no son mucho mas originales: el maltrato a nuestros paisanos, la invasión cultural, el pánico a perder el petróleo, el sometimiento de nuestra política exterior... Lugares comunes y retórica simplista, suficiente como para desalentar a nuestros políticos de emprender en serio la discusión acerca de cómo mejor promover nuestros intereses y nuestros ciudadanos: erigiendo obstáculos o allanando el camino a algo que de acuerdo con las cifras y las tendencias parece inevitable.
Y no es que lo inevitable sea necesariamente malo. Por el contrario, la historia de la humanidad es la de la rápida adaptación a circunstancias cambiantes y a equilibrios alterados. Los pueblos que se han visto más favorecidos con el pasar de la historia son aquellos que han sabido responder de manera ágil y acertada a un entorno en constante ebullición.
Si el TLC fue una respuesta a la unificación europea y al colapso del mundo bipolar, hoy estamos frente a una serie de...
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