Visión Económica/ El Gobierno, según Bastiat ( II )

AutorSalvador Kalifa

Como es cierto, por un lado, todos estamos haciendo una petición similar al Gobierno y, por el otro, éste no puede satisfacer los deseos de un grupo sin aumentar el trabajo de los demás, hasta que alguien dé otra definición más apropiada de la palabra Gobierno me siento autorizado para dar la mía. ¿Quién sabe, quizá obtenga el premio? Aquí está:

"Gobierno es la gran ficción mediante la cual todos nos esmeramos en vivir de los demás".

Ahora, como antes, cada cual busca beneficiarse del trabajo de otros. Los distintos grupos toman su turno y le piden al Gobierno: "Tú, que puedes quitar justificada y honestamente, quítale al público y lo dividimos". El Gobierno está dispuesto a seguir este consejo diabólico, puesto que sus funcionarios son hombres que, como todos los demás hombres, aprovechan toda oportunidad para incrementar su riqueza e influencia.

El Gobierno no tarda en percibir las ventajas que puede obtener de los recursos que le confía el público. Está feliz de ser Juez y amo de los destinos de todos; tomará mucho, puesto que luego se quedará con una parte; multiplicará el número de sus empleados y engrandecerá el círculo de sus privilegios.

Pero lo más sobresaliente es la asombrosa ceguera del público en todo este proceso. Cuando los soldados reducían a la esclavitud a sus conquistados, eran unos bárbaros pero no eran absurdos. Su objetivo, como el nuestro, era vivir a costa de otra gente, y lo lograron. ¿Qué podemos pensar de la gente que nunca parece sospechar que el pillaje recíproco no es menos pillaje por ser recíproco?; ¿Qué no es menos criminal porque se ejecuta legalmente y con orden?

El público está de un lado, y el Gobierno del otro, y se les considera como dos seres distintos; el segundo obligado a conceder al primero, y éste teniendo el derecho a reclamarle al segundo, todos los beneficios humanos imaginables. ¿Cuál será la consecuencia?

El Gobierno, de hecho, no está mutilado, ni puede estarlo. Tiene dos manos -una para recibir y la otra para dar; en otras palabras, tiene una mano dura y otra suave. La actividad de la segunda necesariamente está subordinada a la actividad de la primera. Estrictamente, el Gobierno puede tomar y no devolver. Esto puede explicarse por la naturaleza porosa y absorbente de sus manos, que siempre retienen una parte, y en ocasiones todo lo que agarran. Pero lo que nunca se ha visto ni será visto o concebido jamás, es que el Gobierno pueda devolver al público más de lo que ha tomado de él.

...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR