Visión Internacional/ La globalización desde Argentina

AutorTheotonio dos Santos

Pero, en este artículo, nos situamos en el corazón mismo del proceso de globalización. Si hubo un país que creyó en las virtudes de una adhesión total a la globalización, ha sido Argentina, sobre todo a partir de la operación Menem. Es decir, desde el rompimiento del frente nacional democrático que era el peronismo para debilitar cualquier resistencia a la globalización.

Es interesante destacar que operaciones similares han sido realizadas en los núcleos duros del movimiento nacional democrático latinoamericano. Salinas en México desplazó totalmente al PRI de sus tradiciones revolucionarias.

El intentó incluso rehacer la historia enseñada en la escuelas para revalorizar a Porfirio Díaz en detrimento de la revolución mexicana. El preparó la conciencia del pueblo mexicano para una dolorosa autodestrucción que le permitiera aceptar naturalmente su integración subordinada y pasiva en la NAFTA.

Las glorias de la política exterior independiente de México fueron enterradas en nombre de las ventajas de un comercio externo más dinámico. El PRI fue evacuado de todo contenido nacional y popular para abrir camino a una victoria del PAN, cuyo conservadorismo político y liberalismo económico terminaron confundidos con un desarrollo democrático antidictatorial.

En Chile cupo al Partido Socialista de Salvador Allende dar continuidad al modelo económico neoliberal iniciado por Pinochet, su verdugo.

En Venezuela, la socialdemocracia expresada por la ADECO dio origen al Caracazo, insurgencia popular en contra de la política del FMI, que dará origen a la rebelión militar del cual nace Hugo Chávez a quien 10 años más tarde tratarían de derrumbar. En este tiempo, el Movimiento al Socialismo y los social cristianos asumieron la responsabilidad de dar continuidad al modelo neoliberal.

En Perú, el candidato contrario al FMI, que hizo retroceder el Frente de Izquierda que terminó por apoyarlo en contra de los conservadores unidos en torno a Vargas Llosa, Fujimori, fue el destructor de la institucionalidad peruana nacida del agotamiento de la revolución comandada por Velazco Alvarado.

En Brasil, después de la experiencia de un advenedizo como Collor, fue necesario recurrir a un cuadro de la nueva Social Democracia, una división del Movimiento Democrático Brasileño, para consolidar una política neoliberal consistente, a través de una alianza con la derecha brasileña más tradicional. Los dos Gobiernos de Fernando Henrique Cardoso cristalizaron esta vuelta política en...

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