VISIÓN ECONÓMICA / Se tambalea el Tratado

AutorSalvador Kalifa

El miércoles de la semana pasada terminó la quinta ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Fue, en esencia, una reunión de ligas menores, en la que se trataron de subsanar diferencias en varios tópicos, pero sin lograr compromiso alguno en relación con los objetivos primordiales de la misión de Estados Unidos (EU) que, dicho sea de paso, reflejan una gran confusión sobre los aspectos económicos del comercio.

Esto lo exhibe claramente el representante comercial de EU, Robert Lighthizer, quien dice no ver "evidencia de que Canadá o México estén dispuestos a adoptar seriamente provisiones que lleven al rebalanceo del acuerdo." Él concluye que "sin un rebalanceo no lograremos un resultado satisfactorio".

El problema es que el rebalanceo al que se refiere Lighthizer propone que México y Canadá acepten condiciones y planteamientos que no tienen sentido económico, que no pertenecen a un acuerdo comercial o que simplemente perjudican a sus economías.

Si los negociadores estadounidenses se empecinan en sus pretensiones, no veo cómo pueda haber un nuevo acuerdo comercial. Lighthizer dice esperar que los socios comerciales lleguen a la mesa de negociaciones de una manera seria, cuando es precisamente al Gobierno de EU al que le falta seriedad en sus pretensiones, algunas de las cuales, quizá las más importantes para México, son para ganar la simpatía política de sus electores pero carecen de fundamento económico alguno.

Esto se aprecia en el "Resumen de Objetivos para la Renegociación del TLCAN" que envió este mes la oficina del representante comercial de EU al Congreso. El primer punto es "mejorar el balance comercial de EU y reducir el déficit comercial con los países del TLCAN". Los negociadores de EU ignoran, más no así todos sus economistas, que el déficit comercial de un país se debe a un desbalance del ahorro y la inversión interna, por lo que la política comercial no puede, por sí sola, reducir o aumentar el saldo de las cuentas comerciales.

De hecho, el déficit comercial, más en concreto, el déficit de la cuenta corriente de un país es, por identidad contable, idéntico al superávit de la cuenta de capital. Esto es, el país deficitario en lo comercial es receptor neto de capital externo para subsanar su falta de ahorro. Esta relación elemental muestra, además, que la reforma fiscal que propone el Gobierno de Trump para atraer más capital a EU apreciará al dólar, elevará el déficit público y, por...

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