VISIÓN ECONÓMICA / La ilusión del proteccionismo

AutorSalvador Kalifa

El Presidente de Estados Unidos (EU) Donald Trump (DT) tiene muchas obsesiones, pero una de las más perniciosas y que comparte con políticos de izquierda de otros países, incluido el nuestro, es la idea de que se puede mejorar el bienestar de la población con medidas comerciales proteccionistas.

Su afirmación de que "las guerras comerciales son buenas" es una completa tontería. Parte de la premisa de que EU gana al imponer aranceles, en esta ocasión al acero y el aluminio, al tiempo que amenaza con gravámenes a la importación de productos de países que se atrevan a aplicar represalias a las medidas estadounidenses.

El comercio internacional no es un juego cero suma, en el que lo que gana uno lo pierde otro. Por el contrario, todos los países se benefician por un comercio libre y pierden si se restringe. La gran ventaja del comercio es que mejora la productividad global y da acceso a los consumidores de cualquier país a productos mejores y más baratos. Eso es cierto para EU como para México o cualquier otra economía.

No obstante, en todo tiempo y lugar aparecen voces que piden protección contra la competencia externa. En EU las empresas del acero y el aluminio, así como la empresa Boeing, aprovecharon la ignorancia económica de su presidente para ganar protección. En México, por su parte, tenemos aquellos que, bajo diversos pretextos, como el de la integración de las cadenas productivas y "defensa" de la industria nacional, promueven la protección de sectores ineficientes.

Una de las razones que da lugar a estos movimientos proteccionistas es la errónea vinculación de la apertura comercial con el nivel de empleo. Ello se debe, en gran parte, a que quienes se oponen a la apertura comercial y demandan protección lo hacen, en esencia, porque afecta sus intereses, pero lo disfrazan hábilmente con el argumento de que la apertura conlleva una pérdida significativa de miles de puestos de trabajo.

No extraña, por tanto, que DT piense, erróneamente, que el nivel de empleo puede mejorar si se ponen barreras proteccionistas, algo similar a lo que ha planteado en múltiples ocasiones Andrés Manuel López Obrador cuando habla de la agricultura tradicional en nuestro país.

El proteccionismo beneficia, sin duda, a unos cuantos, particularmente a las empresas y sectores que lo demandan y, de pasada, a sus trabajadores. Pero no nos confundamos. El interés primordial de quienes demandan protección son sus estados financieros, no sus trabajadores. La protección...

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