Visión Económica / Ciclos de parálisis

AutorSalvador Kalifa

Por ejemplo, para muchos temas se requiere de expertos. Esto sucede en cualquier negocio complicado. Los buenos administradores tienen la experiencia necesaria para lidiar con ellos, o saben cómo contratarlos. En contraste, en el congreso mexicano domina, por lo general, el tono no científico del discurso político. La gran mayoría de los legisladores parecen alérgicos al análisis serio y profesional. Su objetivo es ganar votos, independientemente de la calidad de sus acciones o de las repercusiones económicas de las mismas. Pueden actuar de esta forma porque simplemente no rinden cuentas por sus torpezas.

Nuestros políticos hablan de consensos, cuando en la práctica se dedican a desacreditar a su adversario. El consenso necesita que la gente entienda las distintas posiciones y que la evidencia y el análisis profesional determinen el curso de acción apropiado. Ellos prefieren, en su lugar, enfrascarse en un debate estéril, que es más para generar alharaca pública que en forjar un terreno común para la toma de decisiones.

Los legisladores exhortan a sus colegas a tener una agenda común, hacer a un lado las diferencias partidistas, y avanzar en la búsqueda de coincidencias. La realidad es que cada grupo parlamentario impulsa prioridades distintas, muchas veces alejadas de los intereses de la población.

Esto explica por qué nuestros legisladores se han ganado a pulso la pésima imagen que tenemos de ellos. Hagamos a un lado, por tanto, el mito de que trabajan para velar por los intereses de la población, cuando en la práctica responden a los objetivos de sus líderes y partidos políticos. No debe extrañarnos que en dicho contexto no se avance en las reformas estructurales que necesita el País para salir de la mediocridad económica.

Esta situación no cambió en el último periodo ordinario de sesiones de la legislatura actual, que terminó el miércoles 30 de abril y estuvo influenciado por los comicios electorales del 6 julio. Nuestros legisladores fueron tan inútiles como durante sus casi tres años de funciones, demostrando ampliamente su incompetencia.

El tiempo políticamente propicio para atender las reformas económicas que necesitamos nunca llega debido, en gran parte, al ciclo legislativo en nuestro país, donde cada tres años se renueva por completo la Cámara de Diputados y sus integrantes son seleccionados, en su mayoría, por los dirigentes de los partidos políticos.

Veamos, por ejemplo, la legislatura actual. En septiembre del año 2000 fue su...

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