VISIÓN ECONÓMICA / Oportunidad desperdiciada

AutorSalvador Kalifa

La reforma fiscal anunciada desde el comienzo de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto (EPN) como parte de las reformas amparadas por el Pacto por México, fue presentada el pasado 8 de septiembre.

Esta iniciativa, aunque todavía está pendiente de discutirse y aprobarse en el Congreso de la Unión, constituye seguramente la propuesta más audaz, si cabe el término, en materia fiscal que se hará durante el presente sexenio.

Una buena reforma es necesaria porque nuestro sistema impositivo se prostituyó en el tiempo, según se inventaron nuevos impuestos y aumentaron el número de tratos preferentes y exenciones, tanto en el Impuesto Sobre la Renta (ISR) como en el Impuesto al Valor Agregado (IVA).

Eso creó muchas distorsiones en la asignación de recursos y no generó los recursos necesarios para financiar las tareas fundamentales del gobierno, comenzando por la seguridad de sus ciudadanos y el gasto social.

La reforma tiene varios cambios positivos en lo que se refiere al ISR, donde se reducen o eliminan los regímenes especiales de este impuesto como la consolidación fiscal, desaparecen tratos preferentes y se acotan las deducciones, pero en vez de recortar también el gasto público, se fue por el camino fácil de aumentar la tasa marginal al 32 por ciento para los ingresos superiores a 500 mil pesos.

Se propone también gravar a una tasa definitiva del 10 por ciento las ganancias en la venta de acciones en bolsa y los dividendos distribuidos por personas morales.

Con la pretensión de apoyar al medio ambiente, la iniciativa considera impuestos a los combustibles con contenido de carbono y a los plaguicidas. Al mismo tiempo se promete reducir el año entrante el incremento mensual en los precios de las gasolinas y el diesel.

Otro cambio positivo es la propuesta para eliminar el impuesto a los depósitos en efectivo y el impuesto empresarial a tasa única, mejor conocido como IETU, y que critiqué en varias ocasiones desde que lo planteó la administración de Calderón.

Entre los puntos negativos, desde mi punto de vista, está tratar de atacar el problema de la obesidad en nuestro país con un impuesto a los refrescos que, paradójicamente, afectaría bastante más a los que la reforma busca beneficiar. ¿Si los diferentes problemas de salud se achacan a algún producto, dónde va a parar la mano paternalista y entremetida del gobierno?

La gran deficiencia de la propuesta de reforma, sin embargo, está en lo que se plantea para el IVA, principalmente...

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