VISIÓN ECONÓMICA / Democracia y políticas públicas

AutorSalvador Kalifa

Las democracias representativas sufren de un pernicioso problema de lo que en economía se conoce como selección adversa: los ciudadanos mejor preparados para gobernar son los menos probables en buscar un puesto público. En consecuencia, si la gente sólo puede elegir entre candidatos bribones, sin duda que acabarán eligiendo a un bribón.

En general, las personas con el mayor incentivo para buscar un puesto público no son las más honestas y más preocupadas por el bien común. Esta es la realidad, opuesta a la versión idílica de un gobierno benefactor compuesto por personas altruistas y desinteresadas, con la que nuestros políticos quieren convencernos cuando abusan de los medios masivos de comunicación.

No debe extrañarnos, por tanto, que en México el gobierno desperdicie recursos y esté compuesto, en mucho, por personas que no han sobresalido en campo alguno, salvo la política, y que por su capacidad no encontrarían un mejor empleo en el sector privado.

Esta visión describe a la gran mayoría de las personas (hay, claro, sus excepciones) que integran los distintos niveles de gobierno en nuestro país. Lamentablemente, estamos en sus manos para decisiones que son cruciales para mejorar el nivel de vida de la población.

La mala calidad de nuestros gobernantes y sus políticas públicas se aprecia en que mientras la burocracia y la injerencia del gobierno han crecido en este siglo, la criminalidad ha aumentado y el desempeño de la economía ha dejado mucho que desear.

En efecto, mientras que entre 2001 y 2013 el número de empleados públicos pasó de 4,812,105 a 5,273,441 y el gasto del gobierno subió del 22.8 al 26.0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), el crecimiento promedio de la economía fue de tan sólo 2.1 por ciento, cuando entre 1988 y 2000 registró un avance del 3.7 por ciento en promedio anual.

Uno pudiera decir que si fortalecemos la calidad de nuestro proceso democrático las cosas podrían ser mejores. Ese se supone ha sido el objetivo de las varias reformas políticas en México. Es posible que actualmente, cuando se discuten nuevas normas para el ejercicio político, muchos ciudadanos abriguen la esperanza de que haya un avance notable en la administración pública.

Lamentablemente, los cambios discutidos como el nuevo nombre para el árbitro electoral, más transparencia en el gasto con fines de promover la imagen de los políticos y la reelección en ciertos cargos, no significan el desmantelamiento del control partidario, como lo...

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