Visión Mundial / En Paquistán, ni democracia ni seguridad

AutorGabriel Guerra Castellanos

Cuando, después de los sangrientos ataques del 11 de septiembre de 2001, George W. Bush volteó, aturdido, en busca de amigos, aliados e incondicionales, creyó encontrar lo que buscaba en el General Pervez Musharraf.

El amo y señor de los destinos de Paquistán parecía tener todo lo que Bush necesitaba: un férreo control sobre la política y el Ejército de su país; una antipatía feroz hacia los talibanes que dominaban en ese entonces a su vecino Afganistán; un laicismo aparente bajo su omnipresente uniforme militar y, finalmente, una rivalidad con su otro vecino, la India, que lo hacía más dependiente de la ayuda estadounidense.

Musharraf llegó al poder tras un golpe militar en 1999, en el que derrocó al islamista Nawaz Sharif, que se había visto envuelto en una serie de controversias constitucionales con el entonces Presidente que tenían al país sumido en una crisis de gobernabilidad, agravada por las tensiones con la India por el diferendo territorial de Cachemira (también conocida como Kashmir) y por el acceso de Paquistán al club de naciones con armamento nuclear.

El anecdotario del golpe sirve para dibujar de cuerpo entero al Musharraf autoritario y temerario que hoy se tambalea: al enterarse de que el Primer Ministro Sharif planeaba jubilarlo, Musharraf abordó de inmediato un avión comercial de regreso a la ciudad de Karachi.

Por órdenes del gobierno, los controladores aéreos le negaron permiso de aterrizar a la aeronave, que además de Musharraf llevaba 200 pasajeros a bordo, y le ordenaron desviarse hacia otro aeropuerto donde las fuerzas del orden lo esperaban para detenerlo.

Musharraf asumió el control del avión y se negó a desviarse, sobrevolando el aeropuerto hasta que soldados fieles a su causa tomaron la torre de control. Se dice que al avión le quedaba combustible para solamente siete minutos de vuelo.

El Golpe de Estado fue bien recibido por muchos, ya que Paquistán acumulaba una larga serie de gobiernos fallidos: los unos disueltos por escándalos de corrupción, los otros por disputas entre el Jefe de Estado y el Jefe de Gobierno en turno.

Benazir Bhutto (hija de un ex Primer Ministro, Zulfikar Alí Bhutto, quien murió ejecutado tras una asonada militar en 1977) fue destituida dos veces -la primera en 1990 y la segunda en 1996- por dos Presidentes distintos, en ambas ocasiones acusada de corrupción e ineptitud.

A Musharraf se le facilitó la tarea de concentrar en sí mismo todo el poder político y militar, bajo la promesa de...

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