Visión Mundial / Republicanos al borde de un ataque de nervios

AutorGabriel Guerra Castellanos

Si bien estos dos personajes podrían terminar siendo los dos últimos clavos en el ataúd del partido del Elefante.

Pocas veces en la historia reciente de EU el partido en el poder entra con tal desventaja a un proceso de elecciones presidenciales.

Me vienen a la mente los episodios negros de Richard Nixon y James Carter, que por acción u omisión llevaron a sus respectivos partidos a apabullantes derrotas en 1976 y en 1980, aunque creo que son difícilmente comparables con la anticipada debacle republicana en 2008.

La crisis por venir tiene sus orígenes en el desempeño gubernamental durante los últimos seis años y medio. Sería imposible desvincular a un partido político del quehacer de sus funcionarios públicos -para bien o para mal- y más todavía cuando se trata, como en este caso, de personajes tan controvertidos como el Presidente y su Vicepresidente.

La guerra en Iraq es el asunto que más pesa en el ánimo del electorado estadounidense, tanto por el que parece ser un fracaso militar inminente como por la falta de transparencia en el proceso que condujo a la operación militar estadounidense más ambiciosa desde la Guerra de Vietnam.

Las medias verdades y las mentiras directas que justificaron la guerra cobran mayor importancia por el simple hecho de que la conducción militar y administrativa han resultado un fiasco.

El Ejército del país mas poderoso del mundo no puede someter a bandas de insurgentes que operan con plena impunidad en Iraq hoy en día, con un altísimo costo en vidas humanas, tanto iraquíes (que, la verdad sea dicha, no interesan tanto a la opinión publica en EU) como de efectivos estadounidenses.

No obstante lo anterior, si la guerra -con todo y el empantanamiento que conlleva- le diera a los ciudadanos de ese país un sentido de mayor seguridad o de avances en lo que Bush y los suyos llaman la Guerra Global contra el Terror, entonces podría ser aceptable.

Si se observaran avances en Afganistán, si Al Qaeda estuviera contra las cuerdas y su dirigente Osama bin Laden capturado o aislado efectivamente, entonces cabría el argumento de que todo estos sacrificios, humanos, militares y económicos, no han sido en vano.

Como no ha sido así, el costo se vuelve enorme: los estadounidenses toleran mal, muy mal, una mentira, pero cuando viene acompañada de un fracaso entonces la intolerancia da paso al enojo, al desencanto, a la ira. Y esos son malos consejeros en tiempos electorales.

Dos encuestas relativamente recientes dadas a conocer por...

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