Relicario/ Virgen de la conquista

AutorAlejandro Rosas

Su historia era épica. Según cuenta la tradición, Juan Rodríguez de Villafuerte, uno de los hombres de Cortés, trajo a territorio americano una imagen de la Virgen de los Remedios "para su consuelo". Era un regalo de su hermano, quien le había dicho "que tuviera en ella mucha confianza, porque a él le había librado de grandes peligros en batalla y esperaba que le sucediera lo mismo en el Nuevo Mundo". Al llegar a la capital del imperio azteca, Cortés ordenó a Villafuerte que colocase a la Virgen de los Remedios en un altar del templo mayor, donde solían efectuarse los sacrificios humanos. Durante la derrota de la "Noche Triste" -el 30 de junio de 1520-, Cortés se retiró precipitadamente de Tenochtitlan. Exhausto y desmoralizado, el conquistador y sus hombres llegaron a un pequeño monte delante del pueblo de Tlacopan y ahí pernoctaron. Según refieren las crónicas, la Virgen se les apareció acompañada por el apóstol Santiago augurando la victoria definitiva. Hacia 1540, un cacique indio de nombre Juan de Aguila caminaba por los parajes que 20 años atrás habían cobijado a los conquistadores y vio a la Señora en el cielo "que con voz sensible le decía: Hijo búscame en ese pueblo". Poco tiempo después, debajo de un maguey, don Juan encontró la vieja estatuilla de madera desaparecida en 1520. A partir de entonces su imagen fue venerada. La gente pedía...

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