Violencia sin salida

AutorAriadna Lobo

Cuando Verónica decidió parar los golpes y la violencia de su esposo, se enfrentó a autoridades que desestimaron su denuncia, a impunidad, pobreza y a un sistema de justicia que la señaló como victimaria.

Tras una relación corta, Verónica contrajo matrimonio con Néstor en una boda colectiva en Iztapalapa, en 2015. Poco tiempo después, el amor que él le prometió ese día frente a miles de personas desapareció.

Ese año, la mujer acudió al Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar (Cavi), de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) e inició una denuncia por violencia familiar.

"Fui a hacer una denuncia, pero por amenazas regresé con él. La notificación llegó a la casa y me dijo (Néstor) que no procedía y me impidió darle seguimiento", contó Verónica.

Sin embargo, la violencia aumentó. Néstor comenzó a amenazarla con pistola.

Aunque Verónica quería denunciarlo de nuevo, el miedo le impedía ir a la agencia ubicada en Cabeza de Juárez, en Iztapalapa.

"Pensaba que si denunciaba nunca me iban a hacer caso. Tenía comprados a los policías de la zona y conocía a gente en la Agencia 44 a quienes también les pagaba", acusó la mujer.

En diciembre de 2015, Néstor estuvo a punto de asesinar a Verónica.

"Tenía una rencilla con una persona. Íbamos en la camioneta y manejó al negocio de la persona. Tomó el arma, entró al local y disparó, sin apuntar a nadie.

"Afortunadamente, el negocio tenía cámaras de seguridad. Yo me metí con él porque tenía miedo que matara a alguien. Disparó y se salió", relató.

Cuando se dirigían a su casa en el vehículo, Néstor empezó a violentar a Verónica, quien estaba aterrada.

"Me quería bajar", dijo.

Néstor apoyó la pistola en el portavasos. Ella rogaba que la dejara bajar del vehículo y al llegar al Deportivo de Santa Cruz, sobre Ermita Iztapalapa, él bajó a orinar parando el tráfico y ella le pidiéndo que la dejara ir.

"¡Tú te bajas y te mato!", le gritó Néstor.

Entonces, Verónica quiso quitarle la pistola, pero él la tomó y le apuntó.

"¡¿Tú crees que no soy capaz?!", dijo y le disparó.

El tiro le pasó en frente.

"Si me bajaba, tenía que hacerlo con todo y la pistola para que no me disparara cuando corriera", contó con un nudo en la garganta que le sostenía el llanto.

Una vez que Néstor se distrajo, Verónica tomó el arma y corrió, pero recordó que sus hijos estaban en peligro, así que decidió regresar a su casa. Al llegar, encontró a policías, que la detuvieron junto con Néstor por violencia familiar.

A ella, la acusaron de posesión de arma. Aunque argumentó que le pertenecía a su esposo y solicitó que le realizaran pruebas de pólvora, los agentes se negaron.

A él lo dejaron libre tras unas horas y pagó la...

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