Vinos / Personajes del vino

AutorRodolfo Gerschman

Visitas y acontecimientos en torno al vino se sucedieron la semana pasada y también en esta que termina, signo inequívoco de que estamos llegando ya a la temporada en que bodegas e importadores hacen su mejor esfuerzo para estar presentes en este mercado, ahora más codiciado que nunca. Las razones son claras: el consumo del vino ha ido subiendo de manera impresionante y las dudas acerca de la continuidad de ese movimiento ascendente se han ido disipando; este no se ha detenido y el interés de la gente en probar nuevas variedades y en informarse tampoco se detiene. Aquí les van algunas noticias de la semana.

Durand y su Ícaro

Les había prometido platicarles de José Luis Durand. A lo largo de una amistad que comenzó cuando asumió como enólogo de Cavas Pedro Domecq, y que se extendió a lo largo de catas, visitas a la bodega y alguno que otro cafecito en las calles de Ensenada, se fue forjando mi respeto hacia una actitud ante la profesión y la vida sin fisuras aparentes.

Recuerdo la primera junta, cuando me hizo seguir la presentación que había preparado en power point, un software cuya rigidez apenas soportaba sus efluvios poéticos. Pero al mismo tiempo todo lo que era la bodega, incluido el carácter de cada uno de los viñedos que le provee sus uvas, había sido objeto de una sistematización exhaustiva. El vino que ahora elabora por su cuenta reúne también ambas características: poesía y sistema.

La presentación que hizo en la enoteca Tierra de Vinos incidió en el diseño de la etiqueta y en la explicación de su origen: el nombre Ícaro como manera de señalar, a la vez, una ambición semejante a la del personaje de la mitología -volar hacia el sol- y el peligro de la soberbia dado lo mal que terminó aquella aventura legendaria. Ahora pude ver que el poder del sol es una figura recurrente en José Luis desde aquella época en que su power point explicaba que el astro vive encerrado en la fruta y que el vino es ese rastro de sol cautivo. Es en muchos sentidos también la clave de sus procesos.

Ya describí su vino hace algunas semanas. Lo que me interesa señalar ahora es que el sol de Baja California, en la concepción de Durand, es al mismo tiempo un aliado y un riesgo. Es la condición necesaria para que la uva madure bien, pero a su vez, el exceso de maduración lleva a que algunos vinos de la región resulten altos en alcohol y planos en acidez. Lo que consigue en Ícaro es evitar esos riesgos: mantiene el grado alcohólico en un nivel aceptable (13...

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