Vinos / Maridajes varios

AutorRodolfo Gerschman

La televisión es una fuente infinita de sopor. Y no lo digo porque quiera criticarla; por el contrario, quiero dejarle constancia de mi agradecimiento por ayudarme cada noche a hundirme en el sueño. Ni crean que discrimino tanto para encontrar algo "ad hoc". Cualquier programa tiene potencial para la reacción soporífera.

Tengo, sin embargo, un repertorio de films dormideros, especialmente eficaces para el bostezo, que pongo a disposición de quien lo solicite. Lo último de lo último, curiosamente, es La Ciencia del Sueño de Michel Gondry, que lo convocó en tiempo récord.

Apocalypto también fue eficaz, aún cuando su objetivo sea generar adrenalina. La adrenalina también me puede hacer dormir, con sueños agitados pero sueños al fin. Después de verla -forzosamente cercenada- estoy convencido de que no puede haber debate en torno a las ideas del autor sobre la cultura maya: no hay ideas en ese film. Quizá es un ensayo sobre el jogging en Chichén Itzá. Vaya a saber.

Pero hubo una película que me mantuvo despierto, tal vez porque su tema es el vino aunque su lado más visible sea la melcocha: Un Buen Año. Aparte de la guapura de Marion Cotillard y para las féminas seguramente la de Russell Crowe (hay para todos), unidos por la destreza de Ridley Scott, el atractivo para mí es que en este caso el-amor-que-siempre-triunfa no es sólo el de ellos sino también el que suscita el vino.

Entre el viñedo y la masía en versión petit château de la Provenza francesa -esa región adorable-, se mueven personajes como el vigneron, su esposa, el abuelo, el enólogo y una botella de vino, Le Coin Perdu (el rincón perdido), finalmente tan protagonistas como las estrellas del film.

A diferencia de Entre Copas, película que encontré aburrida y hasta detestable, el sentimiento afectivo que ésta despierta hacia la viña y hacia quienes viven de ella realza impresionantemente una historia previsible. Me llamó la atención que, a diferencia de Entre Copas, algunas críticas la descalifiquen insistiendo más en su lado melcocha que en la agraciada reconstrucción provenzal de Ridley Scott.

Creo que quien la vea se sentirá motivado a buscar una buena botella de vino, de preferencia de la región del Languedoc, y que encontrará en ella la misma calidez, densidad y...

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