Vinos / Días de vino

AutorRodolfo Gerschman

Ahora que ya pasó el presunto Día del Amor en el que nadie puede librarse de atosigantes referencias, canciones melosas y chácharas inverosímiles en radio, tele y periódicos, no podrán acusarme de querer vender nada si abordo tardíamente el tema. A riesgo de parecer insensible e impermeable a los sentimientos y a su desborde calendarizado, no me ha parecido necesario descorchar una botella (no faltaban aquel día en Mendoza) en honor a quien sea, aunque si me dejé llevar a uno que otro brindis, con la mente distraída y a muchos kilómetros de distancia.

Pero la asociación es inevitable. Tratándose de celebrar amor y amistad, nada mejor que un buen vino: acerca a la gente, destraba la calidez y expande los sentimientos. Puede ser que el alcohol tenga algo que ver, pero en mi opinión juegan también su materia y sus aromas: al convocar con sus estímulos a los sentidos, éstos se vuelven más disponibles y por efecto de desplazamiento reciben el resto de una manera más intensa: el tenor de la plática, la inteligencia de lo que se dice, el brillo en los ojos, la belleza en todas sus formas, la física y la del alma.

Decía Louis Orizet, enólogo y escritor francés, que "todo lo que el hombre tiene de bueno se lo transmite al vino: valor, alegría, fe, perseverancia, amor, optimismo. Todo lo que la naturaleza tiene de bello, se lo comunica al vino: calor, fuerza, luz, color, misterio". Y luego, si me permite Orizet un agregado post mortem, esa transferencia de cualidades prosigue en un movimiento de retorno: el vino le devuelve al hombre y a su entorno esas cualidades.

Bueno y hasta aquí llegué en este tema del amor y la amistad, obligado como me sentía, por un lado, a ponerme fuera de celebraciones mercantilizadas y, por el otro, a no dejar pasar la oportunidad para, oportunistamente, resaltar la importancia del vino en todo lo que atañe a la vida, incluidas las vidas que se habrán generado tras un par de copas de un buen caldo en la ocasión indicada.

Aún Mendoza

Tal vez la impresión más fuerte de este último viaje a Mendoza fueron los vinos de Paul Hobbs, que probaba por primera vez. Ya les había contado de este enólogo californiano hace pocos meses. Recapitulo de todas...

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