Vinos / Cata de oportos

AutorRodolfo Gerschman

Oportos ad portas, anuncié la semana pasada: finalmente realicé esa esperada y varias veces pospuesta cata en el centro gourmet de Mabe. La idea era probar cinco de estos vinos tan peculiares junto a chocolates de diferentes sabores, preparados en la ocasión por Sylvain Bortolini, subchef patissier del Hotel Presidente. Pero como también oporto rima con queso (en el paladar, quiero decir), comenzamos por combinarlos con roquefort, stilton y manchego.

Los oportos fueron de dos casas: de Ramos Pinto su Tawny (270 pesos), Tawny 30 años (mil 200 pesos) y Vintage 2000 (mil 450 pesos); de Fonseca su Tawny 10 años (660 pesos) y su Late Bottled Vintage 2000 (450 pesos). Vuelvo a repasar estas categorías por si no vieron la columna anterior. Allí les decía que, básicamente, se ordenan por el camino que siguen los vinos después de haber sido fortificados con alcohol: largos periodos de maduración o no en barricas.

De hecho, para quien haya viajado a la hermosa ciudad que dio el nombre a la bebida, habrán observado que la barrica es su símbolo más distintivo: están apiladas en los muelles, en los depósitos de las bodegas y -ahora más para consumo turístico-, en las pequeñas barcas que tradicionalmente bajaban con el vino desde los viñedos por el río Douro (ya llegan más en tráilers, aunque el sistema tradicional no ha desaparecido del todo).

El Tawny pasa por barrica. Esto quiere decir que su proceso de maduración es "oxidativo": recibe la influencia del oxígeno y va transformándose por su acción. Normalmente el Tawny a secas, sin indicación de tiempo, se queda en madera de tres a siete años. En el caso de este Ramos Pinto fueron tres años, durante los cuales adquirió algo de complejidad sin perder la fortaleza del vino nuevo: aromas sobre todo frutales de cereza y ciruela, con un ligero matiz de chocolate.

Cuando en un Tawny se indica "10 años", como en el de Fonseca, esto quiere decir que esa es la edad promedio de los vinos que contiene. El que probamos tenía aromas más intensos de humo y café, junto a chocolate y fruta pasa, en un excelente momento de su evolución.

El Ramos Pinto de 30 años es un ejemplo acabado de lo que sucede cuando el Oporto envejece: color entre ámbar y naranja...

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