Valdamientos/ El vínculo y sus límites

AutorJorge Valdano

Estuve en la expo futbol de Cannes, una buena iniciativa mal desarrollada en donde el negocio le pasa por encima al juego. Muchos representantes, burócratas de FIFA y empresarios; pocos jugadores y entrenadores. Muchas cifras y pocas ideas. En todo caso un buen observatorio para descubrir qué es lo que nos está trayendo y qué es lo que nos está llevando el futbol de post Bossman, post Blatter, post Bolsa...

En medio de un escenario tan artificial sentí que el futbol (el bote del balón, la inocencia de los jóvenes jugadores, el sentimiento de la gente) era secundario, y empecé a preguntarme cómo se podría recuperar la esencia. Entre conferencia y conferencia conocí a Fernando Ochoa, gerente de Athletic de Bilbao, hombre de fuerte pasión humanista de los que tanta falta le hacen al futbol. Fue él quien pronunció la palabra que yo no encontraba: "VINCULO". El futbol es un juego viejo y gigantesco con una grandiosa capacidad de adaptación a todos los desafíos de la comunicación. Se adaptó a la radio, a la televisión y ahora, este dinosaurio de los deportes, se está subiendo con la misma naturalidad de siempre, a ese vehículo arrasador que es Internet. En ese viaje apasionante, el futbol parace haber ido olvidando que la única comunión que le da sentido a su celebridad, es la que logra entre los aficionados y sus únicos representantes: los jugadores.

En España, mi lugar de observación habitual, es fácil ver cómo se va agrandando la distancia entre los futbolistas y los aficionados. El Barcelona es bicampeón y esta temporada lleva una marcha convincente, pero no acaba de crear adhesión entre su gente. El Deportivo de la Coruña es líder desde hace cuatro meses (algo no habitual) y no logra llenar su estadio. ¿Cómo es posible que no sepamos leer estos datos de la realidad? ¿Cómo pueden seguir diciendo que, en el futbol actual, el resultado es lo único que importa? Lo que importa es la identificación entre el club y la ciudad y, ante la falta de referencias ideológicas y sentimentales, no alcanza con el leve vínculo de un Guardiola o un Fran para que surja en necesario orgullo de pertenencia. Nick Hornby ("Fiebre en las gradas") reflexionó hace tiempo sobre el vínculo desinteresado del hincha con su club, y puso en su sitio a los jugadores. ¿Dónde estaban e-llos hace veinte años? ¿En dónde estarán dentro de veinte? En estos tiempos atolondrados hubiera tenido que reducir las clases para decirle a Anelka, por ejemplo: ¿Dónde estabas tu hace veinte...

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