Vincula verso y pintura

AutorRicardo Garza

A los 14 años Derek Walcott ya creaba poesía, aunque vivía en la diminuta isla de Santa Lucía. A los 18, con la ayuda de su madre, publicó su primer libro. A los 62 ganó el premio Nobel de Literatura.

Pero su talento, que lo atribuye a la genética, va mucho más allá de los versos: teatro, ensayo, crítica artística y pintura en acuarela completan su polifacético arte, que lo lleva a dilucidar sobre los puntos de encuentro entre las palabras y las pinceladas.

"Yo espero no pensar en una forma literaria mientras pinto, porque sería muy malo para la pintura, pues adquiriría cierta pomposidad e irrelevancia", dijo el autor de El viajero afortunado (1981) y Verano (1984).

Sin embargo, considera que una poema es más exacto respecto a la intención del artista si hay una pintura que lo acompañe; y cree que un poeta pintor es más preciso porque conoce claramente la relación entre matices y palabras que los describen.

Por ello la portada de Omeros (1990), su libro más reconocido, escrito en tercetos y que recrea ciertos temas de la Iliada en el Caribe, es ilustrado por una acuarela que él mismo creó.

"Lo que yo hago es pintura realista: pinto lo que veo. No hago abstractos, no tengo mucho respeto por lo que es llamado 'arte abstracto', porque es demasiado literario, sientes la necesidad de explicarlo con palabras aunque no quieras", comentó.

Piensa que un poeta pintor es más preciso: conoce los matices a los que se refiere con palabras. Opina que en la historia casi no ha habido buenos poetas pintores, y cree que los artistas que se desenvuelven en un lenguaje caligráfico, como el japonés, están más cerca de la pintura.

"También hay escritores que ilustran la influencia de la pintura en su obra, pienso por ejemplo en Cézanne, quien fue una gran influencia en Hemingway", sostuvo el literato.

Cierta ocasión Walcott preguntó al poeta norteamericano Robert Lowell por su pintor favorito, y éste respondió que Johannes Vermeer.

"La contestación me sorprendió. Pero entonces me pregunté qué pretendía hacer con sus sonetos, y me di cuenta que buscaba que el borde de uno encajara con la mitad del otro, como si fuera el marco de una pintura, con la misma...

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