'El VIH no me mató, luché por sobrevivir'

Juan Cortés

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 1 (EL UNIVERSAL).- Polo Gómez tenía 28 años cuando su vida cambió. Un problema en la piel lo hizo acudir al médico, quien lo diagnosticó con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).

Hoy, a sus 56 años recuerda que a principios de los 90 el especialista que lo atendió no le dio ninguna esperanza: "Te quedan tres meses de vida, busca cómo y dónde te quieres morir, porque no hay salvación".

En realidad, el cuadro clínico que presentaba era sarcoma de Kaposi, un tipo de cáncer en la piel, provocado por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Sin embargo, en su momento la noticia de haber contraído sida lo destruyó. "Lloré mucho, pero después me dije: 'Esto no me va a matar, lucharé con uñas y dientes'", rememora.

Hace 28 años, cuando fue diagnosticado, no había datos ni fármacos para el VIH, causante del sida.

En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el sida, el médico infectólogo Cristhian Reynaga menciona en entrevista que la esperanza de vida para alguien que era fatal en ese tiempo.

Existen diferencias entre estar infectado por el VIH y tener sida, señala el experto: "Primero, el virus se adquiere por contacto sexual y afecta al sistema inmunológico. Cuando las defensas son muy bajas, no hay capacidad para proteger al cuerpo ante enfermedades oportunistas. En ese momento se determina que es sida".

Polo Gómez detalla que hace 30 años, "adquirir VIH era sinónimo de defunción, porque no existían los medicamentos de ahora. La esperanza de vida era de dos años".

Pese al desalentador diagnóstico, comenzó a llevar tratamiento. Tiempo después, pasó de ser un caso diagnosticado de sida a ser una persona sólo con el virus.

Él es parte de las 178 mil 310 personas vivas en el país que tienen el virus de inmunodeficiencia humana o el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, desde 1983, de acuerdo con el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el Sida (Censida).

Polo Gómez conoce estas cifras; por eso, se considera un sobreviviente y cambió de hábitos, mejoró su salud y estado emocional, este último rubro, con el gran apoyo de su familia.

El proceso no fue fácil, porque vivió rechazo y discriminación por su orientación sexual y por decidir ser una persona "visible", alguien que no oculta su condición médica.

"Tenemos...

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