VIGÍA DE BOLSILLO / Quiero creer

AutorSofía Orozco

Deslizo los dedos sobre la pantalla de mi teléfono medianamente inteligente -en comparación con los más actuales-, objeto que apenas hace unos 5 años era absolutamente prescindible y que hoy me acompaña en mis tiempos de espera (excepto en la fila del banco, donde está prohibido, aunque muchos todavía lo usan y hasta contestan bajito aclarando a sus interlocutores: "no puedo hablar, estoy en el banco", como si no pudieran simplemente no contestar); sin buscar nada específico, encuentro dos notas, compartidas por muy distintos perfiles, pero que tienen mucho en común: miedo, desinformación, "hechos alternativos", verdades a medias, y muchas, muchas ganas de influir en el pensamiento de los otros, o mejor dicho, de convencerlos a toda costa de que su verdad sí es verdadera.

Una de ellas es la opinión de un afamado periodista, quien desde su espacio se dice sorprendido, alarmado, incrédulo y hasta sofocado porque el partido en el gobierno no está haciendo nada para frenar a López Obrador, hoy por hoy el mexicano con más probabilidades de ganar unas elecciones a nivel nacional. Luego trata de matizar diciendo: no es que yo no quiera que el partido en el poder "entregue la plaza sin dar la batalla" sino que alguien tiene que recordarle al mundo quién es AMLO, y de pasada, quitarle la máscara.

Severamente apesadumbrado continúa con su arenga: "le están poniendo alfombra roja" para que desfile directo a Palacio Nacional. Muy preocupado, urge a no dejarlo llegar, porque asegura que nos va a llevar de paseo directo al pasado, estropeando los logros posteriores a 1982 que, según él, han mejorado todos, absolutamente todos nuestros indicadores sociales.

Uno de esos logros sin duda es la libertad de expresión, que permite que un periodista como él emita libremente sus sustos y desesperanzas en cadena nacional, o que un ciudadano como cualquiera lo comparta con sus redes sociales.

La otra nota sale de uno de esos portales digitales "anónimos", de esos que supuestamente nadie sabe quién dirige pero todos tienen una clara sospecha, de esos que siempre tienen personajes favoritos para exhibir y personajes favoritos para loar; de esos que parece que nadie toma en serio, pero alcanzan a propagar sus manifiestos sin saber nunca hasta dónde van a parar, y cuántos ciudadanos creerán firmemente que están ante una verdad absoluta.

En esa nota, aderezada con una poderosa foto que poco...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR