Vigía de Bolsillo / Querer y poder

AutorSofía Orozco

Es probable que un buen día el tanque de agua de su WC haya sufrido una mínima descompostura y que, al más puro estilo mexicano, usted haya pensado: luego lo arreglo.

Cuando recordaba el desperfecto, resultaba que siempre tenía algo más importante y urgente que hacer como ver la tele o descansar, así que pensó que lo mejor sería llamar a un profesional en la materia que resolviera el problema expeditamente.

Llamó una y 100 veces al plomero pero éste siempre lo dejó plantado. Llamó a otro que fingió reparar la falla, cobró y se fue dejándola peor. Los meses pasaron y cansado ya de tanta desidia y postergación, por fin tomó un hilo de cáñamo, un poco de cinta de teflón y listo, la fuga estaba cancelada.

Mientras eso pasaba, su recibo del SIAPA creció desmedidamente, las cifras se volvieron de tres ceros y aquella deuda que fue pequeña hoy le es oprobiosa y prácticamente imposible de pagar, y menos de un solo jalón.

Después de recibir varios requerimientos, llegó hasta su domicilio una cuadrilla del SIAPA, ésas que son mandadas a ejercer presión sobre los deudores y que teniendo que reducir el flujo de agua, o bien, si se trata de un negocio hacer corte total, billetes de por medio se hacen de la vista gorda.

Usted se ha ganado a pulso esa amonestación y observa detenidamente el proceso: la novedosa técnica desarrollada por nuestros expertos consiste en colocar en la toma de agua un tapón de caucho con un hoyito en medio y un sello de cobre que no debe ser violado. La idea es que el deudor (o sea usted), sufra por falta de agua y decida ir corriendo a pagar, pero la astucia del personal dedicado a esta labor deja sin sustento esa posibilidad, pues proporcionalmente al tamaño de la propina, el hoyito en el tapón de caucho es cada vez más grande. El tapón se vuelve un acto simbólico, digamos.

Como verá, no hay prisa por pagar, el agua fluye y todo sigue cómodamente en su lugar, hasta que por fin, algo en su conciencia le dice que debe ir a hacer un convenio y ponerse al corriente.

Tal vez su falta sea menor, no es tan grave ser un cliente moroso que tiene intención de dejar de serlo. No, lo grave es lo que indirectamente ha propiciado: usted, el plomero que nunca fue y también el que lo estafó, junto con la cuadrilla que no hizo bien su trabajo, son los culpables de que ahora el director del SIAPA quiera crecer la nómina de esa dependencia.

Sí, Rodolfo Ocampo requiere urgentemente personal para diversas áreas: cartera vencida, innovación...

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