Vigía de Bolsillo / Cosa de niños

AutorSofía Orozco

"¡Claro que tengo muchacha!, de hecho tengo dos, pero prefiero que ellas cuiden a los niños, ¡es que eso sí que es pesadísimo!". Escuchado de boca de la esposa de un prominente abogado, explicando por qué no le dura el manicure.

"Mi nieto me dice: oyes agüela (sic). Pobrecito, ¡ya habla igual que la sirvienta!". Dicho por una abuela y abnegada madre, que quisiera que su hija se preocupara por su nieto.

"¡Ay! Yo no sé qué voy a hacer con otra "panza" y estos niños que me vuelven loca". Oído en un popular laboratorio de análisis clínicos, de una mujer que aparentaba menos de 30 años, madre de varios, que es avisada de que espera uno más.

"Es que me dijo que ahora sí iba a vivir conmigo y me iba a dar dinero para los niños". Dice una mujer, al recordar la promesa incumplida del padre desobligado, y justificar el convertirse, una vez más, en madre soltera.

Los anteriores comentarios, verídicos todos, suenan a perfectos argumentos para un episodio de "Mujer, casos de la vida real"; melodramáticos, resumen que en este mundo son los niños los culpables de la violencia con que se les inflige. Ellos la provocan, la buscan, la merecen.

Si no, ¿por qué es que lloran, por qué no obedecen, por qué tienen hambre, por qué ensucian el pañal, por qué no dejan dormir? ¿Por qué se aburren y demandan atención? ¿Por qué se enferman y ocasionan gastos? ¿Por qué cuestan, por qué cansan, por qué interrumpen la comodidad? Simple y sencillamente ¿por qué nacen?

Los hijos, vistos como un estorboso trofeo al matrimonio perfecto, como un culto a la estirpe y la descendencia, o como una tarea más, responsabilidad de la servidumbre. Los hijos, vistos como una "panza" que brota de repente, o como la desastrosa consecuencia de tener pareja o vida sexual. Dos caras de la misma moneda, dos pretextos para la violencia.

La violencia contra los menores existe en todo el mundo y no es privativa de cierta cultura o clase social; la practican, lo mismo, doctores en ciencias, que señoras del arrabal, empresarios con gold card y cuentas en paraísos fiscales, que asalariados que ganan el mínimo o incluso desempleados. El nivel educativo y los ingresos monetarios podrán marcar variantes, pero no hacen una sustancial diferencia.

Según puede leerse, tanto en el Estudio del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños, como en el Informe Nacional de Violencia y Salud, ambos disponibles en la página: www.unicef.org/mexico, el maltrato infantil puede ser...

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