VIGÍA DE BOLSILLO / Control y confianza

AutorSofía Orozco

Después de que terminara la aplicación de exámenes de control y confianza en todas las corporaciones policiacas de Jalisco, más de 4 mil policías de nuestro Estado amanecerán mañana desempleados.

En el imaginario popular, poco importa el estado de ánimo de los corridos, su situación familiar, o con qué comerán sus hijos los próximos días; en el imaginario popular lo único que importa es pensar que, en automático, todos ellos se convertirán mañana mismo en delincuentes. Al no tener empleo ni un ingreso seguro, se da por hecho que buscarán medios ilegales para sobrevivir.

Es cierto que muchos ya eran delincuentes, que otros tantos se verán tentados por "el camino fácil", y que otros más, verdaderas fichas, se quedarán ejerciendo su puesto de policía, tan quitados de la pena.

El resto son los otros: los que por falta de capacidad física o intelectual no aprobaron la tanda de exámenes a la que fueron sometidos. Hombres y mujeres bien intencionados que buscaron alguna vez, por gusto o por necesidad, trabajar como policías, haciendo rondas, comiendo dentro de las patrullas, intentando aprehender a algún vago, haciéndose expertos en revisar automóviles, en recitar códigos misteriosos, en dar cursos sobre drogas a niños de escuelas públicas, en cobrar su cheque y evitar el peligro; en gozar, por breves momentos, de saber qué se siente ser pequeñamente poderoso y quizá hasta propasarse un poco.

Como vemos, los roles de "policía bueno/policía malo" tienen muchas más aristas.

Por ahora no sabremos si los policías que se quedaron eran realmente los buenos, y si los que están por contratar serán mejores que los que se fueron. Profesionalizar a la policía reclutando personal que ha tomado un curso de escasos seis meses de capacitación en una academia de poco presupuesto no nos garantiza nada.

Especialmente cuando tenemos en la escena reciente la cruel actuación de cientos de policías por todo el País que, lejos de hacer su función, más allá de cualquier acto medianamente corrupto, más allá de lo humanamente tolerable, después de un abismo entre lo concebible y lo inconcebible, se han dedicado a servir a la delincuencia, se han hecho los ciegos, se han vuelto verdugos, asesinos que no saben ni a quién sirven.

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