Vigía de Bolsillo / Castidad y templanza

AutorSofía Orozco

Nuestro Gobernador ha logrado rebasar sus propios parámetros de popularidad: los titulares lo aclaman, los periodistas lo cuestionan y todos hablamos de él; de él y de su creativa y florida boca.

Con qué pocas palabras pueden cimbrarse los ánimos, con qué breve discurso se yerguen muros de incomprensión, con qué facilidad se riega el tepache.

Está bien que como dijera Fox, en este País cualquiera puede decir lo que se le antoje, hasta una tontería; pero esa libertad de expresión a mansalva excluye a un Gobernador en funciones. Homofóbico, ignorante, medieval, anacrónico, excluyente, intolerante y un largo etcétera, es lo que se ha ganado en adjetivos. ¿Su pecado? hacerse el gracioso y, efectivamente, ignorar datos básicos sobre incidencia en casos de VIH/Sida y tener una visión un tanto obtusa sobre el tema.

Quizá piensa que entre sus funciones está la de conducir al pueblo por el camino de las virtudes; o tal vez alguien le hizo creer que, siendo el jefe de jefes, tenía plena libertad de decisión -recordemos sus pantaloncitos- para gastar en salud pública o en asuntos de mayor importancia, según su escala de valores, claro está.

¿O será que le causa un escozor malsano admitir una posible sexualidad entre sus gobernados?

Su discurso va de la ternura de la catequesis dominical al latoso regaño materno, para rematar en la magnánima perorata del líder generoso: demos condones a los homosexuales que, pobrecitos, ya no tienen remedio; pero a los jóvenes no, porque luego se desmandan.

Y el Gobernador no quiere que se desmanden, no sea que ese inocente adminículo regalado en la Feria del Condón sea motivo de desenfreno y lujuria. ¿Imaginen quién sería el responsable?, naturalmente el que lo proveyó; cosa de ver el organigrama y entender que Coesida depende del Secretario de Salud, que a su vez depende del Gobernador del Estado.

Qué importa si a falta del adminículo en cuestión se contagian de alguna enfermedad de transmisión sexual, o qué importa que suceda un embarazo. Lo que importa es que el Gobernador no fue ocasión de pecado, ni cooperó con el acto licencioso. Así, ante cualquier consecuencia negativa, que los afectados hagan lo puedan, que para eso hay soluciones.

En caso de un embarazo no deseado, está por ejemplo la campaña No matarás, que con explícitas imágenes traídas de una exposición europea, muestra en anuncios sangrientos y espectaculares lo que podría suceder si se piensa en abortar.

En caso de una enfermedad, no todo es tan grave...

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